Puede estar tranquilo el sector porque llevamos gestionándolo 30 años y no hay ninguna razón para esta controversia exagerada
La ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, ha afirmado este viernes que las familias que llevan a sus hijos a centros concertados “no tienen nada que temer” y que “puede estar tranquilo el sector”.
Lo ha dicho en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros y después de que el pasado jueves afirmara en la inauguración de un encuentro con Escuelas Católicas que de la Constitución no emana la libertad de los padres para elegir centro educativo.
Según la ministra, se trata de “una controversia alimentada de manera artificial” y “exagerada” porque lo que se dijo, dentro de un “párrafo teórico” del discurso, era “el contenido de más de 30 sentencias del Tribunal Constitucional”.
Y todo ello se afirmó con el fin de “aclarar en el propio foro, con total honestidad, que una cosa es un derecho constitucional (el del artículo 27 de la Constitución) y otra es una libertad de elección de centro”.
“Si fuera un derecho fundamental elegir un determinado centro las familias podrían acudir a los tribunales en defensa de ese derecho y los tribunales darles la razón, por lo cual podríamos caer en el absurdo, el que todo el mundo quisiera ir a un centro que no tuviera esa capacidad”.
Celaá ha manifestado que dentro del discurso político esas dos cosas estén “perfectamente deslindadas, y no hay más”.
“Hemos trabajado con la red pública, con la red concertada y hemos llegado a acuerdos con la red concertada y obviamente los padres tienen libertad de elegir un centro educativo, libertad de elegirlo dentro de las disponibilidades de la programación general de la enseñanza”, ha enfatizado.
Asimismo, Celaá ha aseverado que su departamento “no tiene ningún plan para revisar los acuerdos religiosos suscritos en 1979 con la Santa Sede, para nada, para nada”.
Ha insistido en señalar que su comentario de ayer fue “una cuestión meramente teórica” y que “debe quedar manifiestamente claro que una cosa es la libertad de enseñanza y otra elegir un centro u otro”.
“No existe ningún plan para revisión de nada” sobre este asunto, ha recalcado la ministra, que ha enfatizado: “Puede estar tranquilo el sector porque llevamos gestionándolo 30 años y no hay ninguna razón para esta controversia exagerada”.
Ha explicado que la red pública afronta “casi siempre los mayores esfuerzos del sistema” pero que “también hay educación concertada que los aborda y afronta”.
No obstante, ha dicho que se trabaja para ir eliminando “la segregación”, es decir, las diferencias tanto en la red pública como concertada porque el derecho a la educación es fundamental y corresponde prestarlo; “ese derecho lo tiene igual en la educación pública que en la concertada”, igual si es inmigrante con dificultades en la lengua del país como si no lo tiene.
Ha recordado que España es el único o uno de los dos países europeos en los que “las fuerzas conservadoras no aceptan de manera natural que la educación pública ha de ser defendida por todos, por todas las fuerzas políticas”.
Ha lamentado que se piense que la “educación pública es dejar la educación al estado” porque se trata de “un error de primera magnitud”.
“No estamos en países totalitarios donde el Estado educa a los niños”, esto “no es así”, ha continuado Celaá, que ha declarado que los centros públicos “están sujetos lógicamente a control de la ciudadanía”, a través de los consejos escolares.
“Las fuerzas políticas conservadoras debieran de una vez por todas afirmar con contundencia la defensa de la educación pública igual que las fuerzas políticas no conservadoras, progresistas, defendemos la educación concertada -ha dicho-, es más, tanto la hemos defendido que hicimos una ley”.
Fue en 1985 con el Gobierno de Felipe González.
La ministra ha añadido “con contundencia” que el servicio de la educación se presta en España “a través de la red pública y concertada y también hay centros privados”.
“Respetamos la red concertada y la hemos venido respetando” y “la hemos atendido con mayor asiduidad y esmero que otros que nos precedieron”, ha concluido.