La educación es un derecho humano fundamental y un pilar básico de las sociedades, porque favorece la emancipación y la cooperación de los pueblos, y contribuye a formar una ciudadanía más libre, crítica e igualitaria. Hemos venido defendiendo siempre una educación pública universal, que sea gratuita, laica, inclusiva, solidaria, coeducativa, personalizada, participativa, ecológica, integral, intercultural y democrática.
Defendemos ante todo una educación pública por ser la única que garantiza la igualdad de derechos y posibilidades para todos y todas; la que promueve la participación democrática de los distintos sectores implicados en el proceso educativo, incluido el propio alumnado, también en su propio proceso de enseñanza-aprendizaje; la que respeta la libertad de conciencia y de creencias; la que atiende a la diversidad del alumnado y se compromete con el interés común y el servicio público, al margen de intereses particulares ligados al adoctrinamiento ideológico o al negocio económico.