Científicos ingleses piden que se prohíba la enseñanza de pseudociencias como el creacionismo y el diseño inteligente
En el Estado español las clases de religión hacen una 'lectura' basada en la Biblia
Eustoquio molina Cat. de Paleontología de la U. de Zaragoza Juan antonio Aguilera Profesor de Bioquímica de la U. de Granada
Julen, de 15 años, acaba de salir de clase de Biología. Allí le han explicado el origen de la vida según la teoría de la evolución de Darwin, que se resume en que la diversidad de formas de vida que existen en la Tierra son fruto de millones de años de evolución y que tienen un antepasado común. Ahora entra en clase de Religión. Su profesor desgrana el relato que hace la Biblia del mismo acontecimiento: que Dios creó la Tierra y todo lo que habita en ella en seis días. Incluido el ser humano, creado además a su imagen y semejanza.
Sea o no este episodio un ejemplo de incoherencia o, por el contrario, de respeto a las creencias religiosas, el debate sobre la enseñanza de teorías contrarias a la evolutiva, lejos de enfriarse por el peso de las evidencias científicas, sigue vigente en muchos países del mundo.
Aunque en el Estado español no permite impartir en las clases de ciencias teorías contrarias a la de la evolución, muy cerca, en Reino Unido una treintena de científicos acaban de reclamar a su gobierno que prohíba explícitamente la enseñanza de teorías "pseudocientíficas" como son el creacionismo y el diseño inteligente.
Muy populares en Estados Unidos, en donde su enseñanza en las escuelas se ha convertido en caballo de batalla judicial en la mayor parte de los estados, ambas teorías son rechazadas de plano por la comunidad científica mundial. El creacionismo, no solo defendido por las grupos cristianos más fundamentalistas, sino por otras creencias como el Islam, sostiene que la Tierra y todo ser vivo es consecuencia directa de la voluntad de la divinidad. El diseño inteligente es una variante que admite que la Tierra y los seres vivos son consecuencia de la evolución, pero esta habría sido diseñada por un ser superior.
Es en Estados Unidos donde los movimientos creacionistas y del diseño inteligente tienen más seguidores. De allí se ha exportado al resto de países. Casi la mitad de los estadounidenses creen que Dios creó a los humanos en su forma actual hace menos de 10.000 años. Los científicos sitúan que la antecesora común de la humanidad habría vivido hace unos 200.000 años.
El grupo de científicos ingleses -entre los que destacan David Attenborough y Richard Dawkins- que ha dado la señal de alarma calcula que el 20% de los alumnos de primaria de Reino Unido ya se les ha hablado de creacionismo y diseño inteligente como alternativa a la evolución darwiniana.
En Reino Unidos organizaciones como Truth in science están llevando a cabo una gran campaña de difusión de material didáctico a los profesores. Dawkins y Attenborough apuntan que estos grupos se hacen pasar por investigadores y defienden sus ideas utilizando lenguaje científico, como modo de lograr una mayor aceptación sus tesis, que no son sino creencias religiosas.
biblia simbólica y alegórica En el Estado español, el creacionismo está circunscrito a algunas grupos fundamentalistas católicos, los evangelistas protestantes, los Testigos de Jehová y los musulmanes, entre los que predomina el fundamentalismo antievolucionista. Eustoquio Molina, catedrático de Paleontología de la Universidad de Zaragoza y miembro de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico (Arp-Sapc), destaca que en el Estado español "predominan los católicos renovadores que consideran la Biblia como simbólica y alegórica. Esto significa que han abandonado la interpretación literal, considerando que la creación en seis días, Adán y Eva o el diluvio universal son mitos que no son reales".
Una vuelta de tuerca más sofisticada es el llamado diseño inteligente, que oculta su fundamento religioso bajo un barniz de científico. E-Cristians, una asociación católica ultraconservadora radicada en Barcelona, es una de sus mayores propagandistas.
Esta visión tampoco ha tenido cabida en las universidades del Estado español, según asegura Molina, "al contrario que otras pseudociencias como la homeopatía, la acupuntura y la astrología". "Si algún profesor lo intenta enseñar, aunque se base en la libertad de cátedra, lo denunciaríamos y tendría problemas, ya que los biólogos y paleontólogos somos evolucionistas. No hay investigadores cuyo trabajo se enmarque en las ciencias biológicas que sean creacionistas, ni ninguna revista científica que acepte publicar nada que no esté basado en el paradigma evolutivo y en el método científico", explica el catedrático. "Algunos intentan infiltrarse disfrazando sus especulaciones, pero tarde o temprano son desenmascarados".
A principios de 2008, se inició una gira de charlas antievolución por universidades españolas que se canceló antes de tiempo debido a las presiones de sociedades científicas y académicos.
Otros profesores han detectado nuevos intentos de estos grupos de infiltrarse en la universidad. Juan Antonio Aguilera, profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada habla con conocimiento de causa, porque lo ha vivido de cerca. Este miembro del Círculo Escéptico y de la Arp-Sapc denuncia las intromisiones que existen en su centro universitario por parte de institutos ligados a los movimientos más conservadores de la Iglesia, como Comunión y Liberación, que imparten cursos en la Universidad de Granada dotados de créditos de libre configuración.
Científicos como Aguilera y Molina sostienen se debería impedir cualquier forma de introducción de estas teorías en las aulas, siquiera sea en las clases de Religión. "Creo que es inadmisible que haya profesores en colegios públicos y privados que les digan a los niños cosas que no están comprobadas por la ciencia", subraya Aguilera.
Para Eustoquio Molina, "la religión es algo privado que se debería enseñar solo en las iglesias, mezquitas, sinagogas y otros locales religiosos, especialmente en un país como España donde la Constitución establece la separación entre Iglesia y Estado.
"Se genera una situación confusa", resume Aguilera. "Tengo compañeros científicos que, teniendo esa educación desde pequeñitos, han aprendido a convivir manejando dos cosas contradictorias, en una especie de doblepensar, como decía George Orwell. Sorprende convivir con ese tipo de choque intelectual".
De cómo los abortos espontáneos descalifican el diseño inteligente
El biólogo Francisco J. Ayala sostiene que, de ser cierta esa teoría, "dios sería el mayor abortista del mundo"
Francisco J. Ayala, uno de los biólogos evolutivos más respetados del mundo y una autoridad en la materia en Estados Unidos, ha dedicado buena parte de su vida a batallar contra el movimiento que defiende el diseño inteligente. En su conocido libro Darwin y el diseño inteligente: creacionismo, cristianismo y evolución (Alianza Editorial, 2007), rechaza de plano estas teorías pseudocientíficas, ya que, de ser ciertas, harían de Dios "el mayor abortista del mundo". Para Ayala los organismos vivos están llenos de deficiencias y disfunciones, de manera que, si hubieran sido diseñados por un ingeniero, este sería inmediatamente despedido por su empresa. El sistema reproductor femenino es revelador. "El 20% de todos los embarazos acaba en abortos espontáneos durante los dos primeros meses, debido a que el sistema reproductor humano está muy mal diseñado. Las mujeres tienen el conducto natal muy estrecho para el paso de la cabeza del niño como consecuencia del agrandamiento evolutivo de nuestro cerebro. Si Dios es el responsable de ese diseño, eso le convierte en el mayor abortista del mundo, que tiene que dar cuenta de veinte millones de abortos anuales". Ayala pone más ejemplos de mal diseño: la mandíbula humana es demasiado pequeña para los dientes, de manera que nos tienen que sacar la muela del juicio y enderezar los dientes, y el ojo humano tiene un punto ciego, porque el nervio ocular cruza la retina en su camino hacia el cerebro.
La contundente opinión de este madrileño nacionalizado estadounidense, que fue asesor de Bill Clinton, se ha considerado muy relevante en Estados Unidos, país instalado en un tradicional fundamentalismo religioso. En 1987 se prohibió la enseñanza del creacionismo científico en el sistema escolar de Estados Unidos. Tomó el relevo el diseño científico. La batalla se planteó de distrito escolar en distrito escolar. En 2005 un juez federal declaró inconstitucional la decisión del condado de Dover, en el estado de Pensilvania, para que sus alumnos estudiaran la teoría del diseño inteligente como alternativa a la evolución darwinista. El juez consideró que aquella enseñanza era un "argumento religioso" y "una redenominación del creacionismo, no una teoría científica".
Pero la guerra no ha acabado y se cuentan por docenas los procesos judiciales abierto en varios estados de EE.UU. El último ejemplo de controversia se sitúa en Texas: el pasado septiembre las autoridades educativas decidieron incluir en los libros de texto de secundaria materiales relacionados con la evolución frente a las pretensiones de los partidarios del diseño inteligente. Además de en Gran Bretaña, el debate se ha extendido en los últimos años a Alemania, Italia, Polonia y Holanda.
Pese a su contundente rechazo a la teoría del diseño inteligente, Ayala, que fue dominico en su juventud, sostiene que "no hay contradicción necesaria entre la ciencia y las creencias religiosas". La razón de ello es que ambas "tratan de asuntos diferentes que no se superponen". Según Ayala, se puede ser perfectamente partidario de la teoría científica de la evolución de las especies y creer en la existencia de un dios creador, personal y providente. En otras palabras: el concepto científico de evolución no niega la noción metafísica y teológica de creación a partir de la nada, ni a la inversa.
Pero no todos los científicos comparten esta última opinión. Es el caso de Eustoquio Molina, catedrático de Paleontología en la Universidad de Zaragoza: "Hay algunos científicos evolucionistas, como Ayala, que dicen que no encuentran contradicción entre los datos científicos y las ideas religiosas. No estoy de acuerdo. Considero que si la narración bíblica no es cierta hay que abandonar también la religión. En este sentido creo que los fundamentalistas que interpretan sus libros religiosos literalmente son más congruentes con sus ideas que los renovadores, si bien estos son menos peligrosos", concluye.
"No hay choque entre lo que el alumno oye en ciencias y en religión"
¿Qué opina de la petición de científicos británicos para que se prohiba la enseñanza del creacionismo y el diseño inteligente?
Pienso que la ciencia tiene sus propios mecanismos para establecer lo que es científico y lo que no lo es. Algunos parecen tener miedo a que se pongan en cuestión las tesis que ellos defienden. Recurrir simplemente a una prohibición para impedir que se enseñen unas ideas determinadas podría suponer el riesgo de avanzar hacia una dictadura política o ideológica en las aulas y, en definitiva, en la ciencia.
¿Son, como dicen, teorías pseudocientíficas?
Hay que distinguir, según mi opinión, al creacionismo del diseño inteligente. En el primer caso se sostiene una cosmovisión que está supeditada a una lectura particular de la Biblia. Sus tesis son abiertamente contrarias a lo que hoy sabemos por las ciencias naturales: por ejemplo la errónea estimación de la edad del universo y la oposición a las teorías evolutivas. Si por pseudocientífico entendemos una doctrina que, desde una instancia que no es científica, hace afirmaciones que caen dentro del ámbito metódico de alguna ciencia, entonces el creacionismo es efectivamente pseudocientífico. El caso del diseño inteligente es distinto. Sus defensores parten de hechos que tienen carácter científico y sus argumentos señalan, me parece que rectamente, algunos límites actuales, no sabemos si futuros, de algunas teorías científicas. Pero las soluciones que ofrecen sí escapan propiamente al método científico tal como es ejercido por la comunidad científica. Es en este punto donde se puede decir también que el diseño inteligente es una pseudociencia, aunque de naturaleza distinta al creacionismo.
¿Comparte que introducir a un ser superior en la ecuación de la evolución entra en el campo de las creencias, únicamente?
Introducir un ser superior como explicación de la evolución, tal como lo hace el diseño inteligente, es un error de método. El diseño inteligente defiende que las evidencias científicas demuestran con certeza la necesidad de la existencia de ese ser superior. Pienso que se puede llegar racionalmente a la existencia de ese ser superior, pero dicho acceso no se consigue directamente desde la ciencia como ellos pretenden, sino que es necesario dar un salto metódico a la filosofía.
¿Cree que el diseño inteligente llegará a impartirse en las clases de ciencias en nuestro entorno?
No lo creo. Esto no significa que no se pueda, e incluso que se deba, explicar en qué consisten.
¿La enseñanza del creacionismo en las clases de religión no supone un choque para el alumno, al que en su clase de ciencias le han enseñado la teoría evolutiva?
La enseñanza del creacionismo no es la enseñanza de la Biblia. La Sagrada Escritura forma parte de la fe de la Iglesia, pero su lectura, hecha desde el Magisterio de la Iglesia, no se opone en ningún caso a las verdades que la ciencia ha conquistado con tanto esfuerzo. No hay por tanto ningún choque entre lo que puede oír un alumno en clase de religión, si se dice lo que dice la Iglesia, y lo que oye en clase de ciencias, si se enseña lo que dice la ciencia y no se rebasan sus límites enseñando, por ejemplo, doctrinas de carácter materialista o ateo.
¿Son compatibles ciencia y religión?
Una inmensa mayoría de los hombres que han contribuido al nacimiento y desarrollo de las diversas ciencias, como por ejemplo la Física, empezando por el mismo Galileo, eran creyentes. Aunque los científicos tienen su peculiar modo de abordar y percibir estos temas, el aumento entre ellos del ateísmo es paralelo al aumento del ateísmo y la secularización de la sociedad en general.