La Iglesia seguirá utilizando como instrumento recaudador de sus dineros la Declaración de la Renta. Es, sin duda, un anacronismo que no existe en los países de nuestro entorno.
La Iglesia seguirá utilizando como instrumento recaudador de sus dineros la Declaración de la Renta. Es, sin duda, un anacronismo que no existe en los países de nuestro entorno. Tiene su origen en la inercia del nacional catolicismo hacia nuestros días. Gracias a Monseñor Vicente Enrique y Tarancón, la memoria insidiosa de la participación de la Iglesia Católica, como avalista de “La Cruzada” del general Franco, no ha llegado hasta nuestros días. Dentro del paquete de la generosidad con que los españoles abordaron la transición se incluyó la falta de reclamos a la Iglesia por su connivencia con la dictadura. Luego han venido otros obispos y otros criterios y han estado manifestándose en la calle, en los dos últimos años, porque no se terminan de resignar a no disponer del Boletín Oficial del Estado para que la religión, como en los sistemas fundamentalistas, tenga el control de la sociedad.
No se si la satisfacción que les da a los obispos españoles el acuerdo de financiación conseguido distraerá la inquietudes de monseñor Cañizares por la situación de la “unidad de España”, pero en todo caso, ahora, la Iglesia tiene que tener una preocupación para convencer a los católicos españoles para que al hacer la declaración de la renta marquen la casilla correspondiente.
A pesar de que el cardenal de Sevilla, monseñor Amigo, afirme que la COPE no es una emisora de la Iglesia, la Conferencia Episcopal, a través de un mecanismo de sociedades mercantiles, es la titular de los derechos de esa red de emisoras. Desde sus ondas se lanzan campañas para que los oyentes de la radio de Dios se den de baja del periódico ABC y el propio director de El Mundo da consignas para que esas bajas le repercutan en su audiencia mediante un trasiego de voluntades. La emisora de Dios eligiendo el periódico de Pedro J.
El procedimiento es universal: cualquiera puede pedir que los demás no consuman otro producto. No es elegante, pero puede ser eficaz. Si la emisora de la Iglesia se permite el lujo de inaugurar esta moda de publicidad negativa, no se como a ningún partido político o grupo de ciudadanos no se le ha ocurrido ya empezar a calentar la campaña de la recaudación de la renta del año que viene, pidiendo a los católicos españoles que no pongan la cruz de contribución para la Iglesia Católica y hagan sus aportaciones a organizaciones no gubernamentales. A fin de cuenta, si la COPE puede hacer campañas contra medios de comunicación y `pedir a sus oyentes que se borren de un periódico para apuntarse a otro, lo lógico es que esté dispuesta a soportar campañas contra la Iglesia.