En un país pionero en la práctica de la eutanasia, abordar este tipo de cuestiones no es un tabú. En una campaña institucional se insta a hablar a la familia de cómo quieren que sea el final de su vida
No es habitual que el Gobierno de un país pida y ayude a los ciudadanos a pensar en su muerte mientras estén sanos. El de Holanda insta, en una campaña oficial, a hablar a la familia de cómo quieren que sea el final de su vida, antes de llegar a una situación límite en la que no haya tratamiento paliativo.
En un país pionero en la práctica de la eutanasia, abordar este tipo de cuestiones no es un tabú, aunque la última iniciativa de las autoridades holandesas no está pensada únicamente para los supuestos de muerte voluntaria.
Una conversación con los seres queridos es el primer paso que cualquier persona debe dar para normalizar la muerte porque permite «tener un sentimiento de paz» al abordar los cuidados y asistencia necesitarías, el lugar donde pasar los últimos días de vida, y las personas que rodearán al afectado llegado el momento.
Es la primera vez que el Ejecutivo holandés presta atención a la muerte ordinaria -que supone más del 90% de las muertes- instando a hablar de temas delicados como la sedación paliativa, la eutanasia y dejar de comer y beber como forma de suicidio, pero también ofrece acceso a apoyo mental y consejos sobre cómo preparar un testamento.
«A menudo, hablar sobre la fase final de la vida ocurre cuando ya es muy tarde o, en algunas ocasiones, nunca. Esa conversación es también complicada. Morir no parece encajar en nuestra ‘sociedad del Instagram’. Pero es importante que veamos la muerte y hablar de ella como parte de la vida», aseveró el ministro holandés de Sanidad, Hugo de Jonge.
«Voy a morir, pero hasta entonces viviré»
Cada año, este país ve morir a unas 150.000 personas y en el 80% de los casos, el fallecimiento no es inesperado para el médico, lo que significa que unas 120.000 personas cada año pueden necesitar cuidados paliativos, según el Ministerio, que lanza este llamado bajo el lema «Me han dicho que voy a morir, pero hasta entonces, viviré».
La campaña reconoce que «a veces no es fácil empezar un diálogo» sobre la muerte pero en una web interactiva puesta en marcha por el Gobierno, se explican los pasos a seguir: es recomendable compartir con al menos una persona lo que estás pensando y lo que quieres que se te haga una vez pierdas control sobre tu estado de salud.
«Divide los pasos grandes en otros más pequeños. Elige a una persona en la que confíes mucho, invítala y dile que esto es importante para ti. Elige un día en el que ambos tengáis tiempo y atención uno para el otro. Escoge un lugar tranquilo, relajado o salid a andar. Asegúrate de que no te molesten por teléfono o correo, y de no coincidir con otras personas en el sitio», añade la web.
Los detalles sobre los pasos a seguir para hablar sobre el final de una vida son muy específicos, claros y concisos. La conversación «no debe ser demasiado larga y pesada», 15 o 30 minutos es un tiempo más que suficiente, y también «te puedes reír hablando sobre tu muerte», continúan las recomendaciones.
La campaña busca alentar a los ciudadanos a pensar más sobre cómo quieren que sea el final de su existencia y a dejar un testamento de vida con directivas claras a parientes y médicos, por lo que también ofrece información sobre los cuidados paliativos y las opciones de atención avanzada que querría un paciente de cara al futuro. Esto incluye las instrucciones anticipadas que puede dejar dadas una persona a sus seres queridos o a los médicos, en previsión de situaciones extremas, como la orden de no «resucitar» (DNR), que quedaría registrada en el historial clínico del paciente como autorización y solicitud legal de no tratar de revivir si se deja de respirar o se detienen los latidos del corazón.
Otra de las directivas anticipadas es la eutanasia en casos, por ejemplo, de demencia avanzada e irreversible y de dolor insoportable en enfermedad terminal.
La muerte asistida supervisada por un médico requiere, sin excepción, la petición previa, clara y reiterada del paciente cuando está en total uso de sus facultades.
Frente a la eutanasia, el número de sedaciones terminales en el hogar o en la residencia de ancianos aumentó en un 5% el año pasado. En diez años, la cifra de enfermos graves a quien fue inducido el coma en la fase final de su vida se ha triplicado y a día de hoy, hay 35.500 personas en este estado, según la Fundación para Estadísticas Farmacéuticas en Holanda (SFK).
No está claro el motivo de este aumento y la Asociación Holandesa para un Fin de Vida Voluntario exige investigar si los médicos están usando la sedación paliativa como forma de eludir la legislación sobre la eutanasia.
La organización dice recibir llamadas telefónicas «semanales» de parientes que pensaban que su familiar recibiría la eutanasia y se encontraron con que fue sedado. Por eso, la campaña brinda también información sobre las leyes de la eutanasia, un tema controvertido para la actual coalición de gobierno en Holanda, que contiene partidos liberales y cristianos, con puntos de vista opuestos sobre esta cuestión.