Los devotos de la Virgen de Luna despidieron ayer a la patrona de Pozoblanco, que volvió por unas horas a su santuario de La Jara, de donde hoy la recogen los vecinos de Villanueva de Córdoba.
A las siete menos cuarto de la mañana, como marca la tradición, la imagen de la Virgen salía de la iglesia de Santa Catalina en medio del ritual que cada año repiten los hermanos de la cofradía: descargas de escopeta que inundaban el ambiente de Pozoblanco de olor a pólvora. Antes de abandonar la plaza de la iglesia, la imagen entró en la capilla de Jesús Nazareno, y tras ello se encaminó hasta la puerta del Ayuntamiento, donde el alcalde le retiró el bastón de alcaldesa perpetua y posteriormente, ya a la salida de Pozoblanco y mirando hacia el pueblo, el capellán de la cofradía y párroco de Santa Catalina le desprendió las llaves de los sagrarios de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba. Después emprendió con sus fieles el camino de regreso a su santuario. Durante los días previos a la romería de llevada, cientos de pozoalbenses han participado en los actos de despedida de la Virgen.