Los mojigatos que dominan en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y tienen al Estado laico en peligro de naufragar, condenaron a 23 mujeres a seguir en el presidio adonde las refundieron en Baja California por haber abortado.
Pero antes de entrar en materia, que ahora es la actitud de esos ministros que de grado o por la fuerza se cobijan con el santo sudario, como Jorge Mario Pardo Rebolledo, tomaremos uno de los millones de mejorales que dan en el IMSS a pacientes de cáncer terminal, para calmar el dolor de estómago derivado de que el espíritu mercachifle ha invadido a la Internet, lo cual es tan irritante como las más que frecuentes interrupciones de películas de la idiotizante Televisa para exhibir comerciales. El problema es mayor cuando los anuncios, como el de un automóvil, se extienden y tapan los textos. Interrumpen demasiado tiempo la lectura.
De acuerdo que la Internet es negocio; pero no hay que abusar.
Se justifica el extendido malestar porque en pleno siglo XXI el máximo tribunal del país está en manos de mojigatos por nacencia o por conveniencia, como Pardo Rebolledo, al que se le vinculó con lo más retrógrado de la derecha desde que se le nominó candidato a ministro.
Al negarlos dijo estar comprometido sólo con la justicia. Por su actitud en el debate pro o contra el aborto en Baja California, vemos ese egresado del seminario escondido en la Escuela Libre de Derecho, donde se atosiga a los alumnos que no son panistas o de familia mariana, para que deserten, debió decir “la justicia ensotanada”.
Por este togado-ensotanado viene al caso recordar que se es mocho por nacencia o por conveniencia, o por ambas razones. Unos son menos peligrosos que otros, pero igual de negativos para la nación. Con sus actos para satisfacer intereses económicos y políticos personales, de grupo o de padrinos, como Felipe Calderón Hinojosa para Pardo, los mochos por conveniencia, como los que usan sotana como toga, reniegan de la recomendación elemental de Cristo: “Dad a Dios lo que es de Dios, y al César lo del César”.
Por la tendencia estimulada por Pardo Rebolledo junto con retrógradas como
Guillermo Ortiz Mayagoitia, que ya era famoso como benefactor del “gober precioso, queda claro que Sergio Aguirre Anguiano, queda claro que la gente que domina a ese tribunal no está anclada en el paleolítico, como generosamente dicen, sino en el más allá.
Los resultados del debate, negativos para el Estado laico, se puede anticipar el debido a las reformas a la Constitución de San Luis Potosí.
Si a esas vamos, vale preguntar: ¿usar condón o anticonceptivos no es asesinar anticipadamente, con agravantes de ley, a los óvulos? Por cuanto a que no se viola el derecho de la mujer a la salud, ¿qué se puede decir de la salud mental de las mujeres afectada al verse obligadas a tener hijos no deseados y, consecuentemente, a truncar sus carreras o sus trabajos porque deben cuidar a las criaturas?
Lo que cala del oscurantismo que los ministros han rescatador del Medioevo, no es tanto que condena a 23 mujeres a permanecer en prisión y aumentará las renta a los usufructuarios de membretes como Pro vida, sino que en cualquier momento puede hacer naufragar al Estado laico mexicano.
Creemos que lo sociológica y políticamente sano y hasta de esperarse, es dejar a la mujer actuar libremente, como su conciencia le dicte, sin el mangoneo de la clerigalla, tan devaluada que ya ni los mochos meten las manos al fuego.