El movimiento tierraplanista dice estar seguro de sus ideas aunque la comunidad científica cree que detrás de todo esto hay un simple intento de lucrarse de un espacio que antes estaba vacío.
Hace 2274 años, un geógrafo, sin más herramientas que las matemáticas, llegó a la conclusión de que la tierra es curva. Para ello se basó en un razonamiento fruto de la observación. Eratóstenes contrastó la manera en la que el sol proyectaba sobre diferentes lugares (Asuán y Alejandría) a la misma hora. Si la tierra es plana, la luz debe llegar de la misma manera a lugares con latitudes parecidas. Al no ser así, solo podía ser por una curvatura hasta ahora desconocida. Un hallazgo naturalista, casi romántico, en los albores de la ciencia.
Más alejados del método científico, hay un grupo de gente que en pleno 2019 no se cree este hallazgo ya milenario. ¿Cómo iba un griego a saber cómo caía el sol en dos ciudades si en esa época no podían viajar?, dicen los tierraplanistas.
Por inverosímil que parezca, hay quienes siguen creyendo que la tierra no es redonda, y que los científicos, la NASA y Hollywood trabajan al unísono para ganar dinero a espuertas y ocultar la gran mentira de nuestro mundo.
«Existe el síndrome del impostor, en el que cuanto más sabes, menos seguro te sientes. En el lado contrario está el efecto Dunning-Kruger, en el que personas sin conocimiento en algo creen que dominan la cuestión», dice Hannalore Gerlin-Dunsmore, astrofísica de Caltech en el documental La Tierra es plana, disponible en Netflix.
«Siempre he considerado que la ciencia es una cuestión de fe», dicen en la serie Rick y Morty, cuando debaten sobre si Plutón es o no un planeta. Al igual que estos personajes, los tierraplanistas rechazan los argumentos científicos, y hay gente que comete el error de bajarse al barro a intentar convencerlos.
«Los tierraplanistas no tienen base científica y la mayoría de estos chicos saben que están mintiendo. No olvidemos que esta gente vende libros. Cada oportunidad de exposición es fantástica para ello», declara a Público Alex Riveiro, divulgador científico que se las ha visto con este movimiento en redes.
«Hay gente que cree que la tierra es plana, lo que supone un problema derivado de la educación, pero los que divulgan el tierraplanismo en su inmensa mayoría saben la verdad», comenta sin ápice de duda Riveiro. «Buscan una fuente de financiación y siempre dicen cosas tipo ‘para saber más acude a mi libro, o a mi canal de YouTube’, no falla», dice.
¿Cuándo empezó este movimiento?
Desde alumnos que han rechazado en sus tesis doctorales a Newton, Einstein y Copérnico, hasta convenciones en EEUU. Cada vez hay más gente que cree que la tierra es plana, y temen que el origen haya sido provocado por ese manido concepto que es ‘posverdad’.
La mayoría de tierraplanistas consultados han optado por no participar en este reportaje. Uno de ellos dijo que «no debatía, solo compartía sus ideas», mientras que otra cuenta de Twitter, Tierra Plana Palencia, comparte muchas publicaciones ligadas a Vox y al ultraderechismo español.
«Personajes como Trump en EEUU o Abascal en España han destapado esta corriente que gira en torno a que todo es mentira: todos os mienten menos yo, y es que de verdad hay gente que necesita creer que los medios de comunicación mienten», cuenta Riveiro. El libro La secta de la tierra plana, de Óscar Alarcia, relaciona el auge de la extrema derecha y de las fake news con el tierraplanismo.
En tiempos donde las fuentes oficiales se tambalean de credibilidad y cuando los lectores confían al mismo nivel en un telediario que en un meme, es cuando este tipo de alocadas teorías, alejadas del método científico, han podido hacerse un hueco. A fin de cuentas, Internet es un lugar en el que puedes encontrar los argumentos que quieras a la cuestión que necesites.
La gran pregunta es qué gana nadie ocultando que la tierra es plana. Óliver Ibañez, tierraplanista con más de 300.000 suscriptores en YouTube, lo tiene sorprendentemente claro: «Lo hacen para ocultar a Dios, es el objetivo final», asegura a Público. Óliver, sin embargo, no se declara católico, porque cree que el Vaticano está pringado en este intento de tapar la auténtica forma de la Tierra.
«Si estás en el mundo de la conspiración es más fácil de entender –asegura el youtuber–. La manera de ver el mundo que nos ofrece la NASA nos quiere empequeñecer. Ahí entra el Big Bang y la evolución; nos dicen que todo aleatorio, que no hay un creador. Nos quieren ocultar la existencia de un creador y nos dicen que somos una mota de polvo creada por azar», dice el hombre que tuvo un encontrazo en Twitter con Pedro Duque, astronauta y ministro de Ciencia.
El argumento principal del tierraplanismo es que si sus ojos no lo pueden ver, es mentira. Sin embargo, no dudan de la existencia de Dios. «La NASA tiene imágenes fraudulentas, nubes clonadas –término que no llega a desarrollar– y fotos trucadas», dice Ibañez.
Siempre enigmáticos y titulares esponjosos. La Luna no es lo que crees, la gran mentira de la ciencia, los secretos del Vaticano, el truco de Hollywood… La Luna, por supuesto, también tiene todo el descrédito por parte de los tierraplanistas. Muchos creen que es un artefacto artificial, colocado ahí por algún motivo.
Si la Luna está tan alejada, ¿por qué las nubes pasan por detrás de ella?, dicen los tierraplanistas. «Es un simple efecto óptico, depende de la densidad de las nubes«, responde Riveiro de carrerilla.
El famoso documental de Netflix, que ha generado tanto ruido sobre esta corriente, arranca con una reflexión en torno a ver una ciudad al otro lado del lago Washington, uno de los estanques más grandes del país. Si la tierra fuera redonda, no se podría ver, dicen los tierraplanistas del documental.
«Es tan simple como que el extremo en el que el vive ese hombre es 40 metros mas alto que el del otro lado del lago. Como hay esa diferencia de altura, no se ve en línea recta, si no que se mira un punto más bajo, por eso se puede ver pese a la curvatura», nos cuenta Riveiro, desmintiendo de nuevo –como si hiciera falta– a los terraplanistas.