Además de su capacidad militar y de su posición en el mundo árabe, Hezbolá se ha convertido en uno de los más importantes actores políticos en Líbano con un grupo parlamentario nada desdeñable de no menos de 10 diputados desde las elecciones legislativas post-guerra civil de 1992 y un mínimo de dos ministros en todos los gobiernos libaneses desde 2005. Hezbolá ha confirmado su popularidad ganando varias elecciones municipales y controla las zonas habitadas por poblaciones chiitas en el sur del Gran Beirut, del Sur de Líbano y del valle de la Bekaa. La organización es un movimiento de masas, con un amplia red de organismos de beneficencia y de otras instituciones que satisfacen necesidades sociales y aportan servicios a la población. La influencia social y política de Hezbolá en el seno de la población chiita es bastante más importante que la de su aliado Amal.
La ideología de Hezbolá es la de un movimiento político islamista de inspiración chiita. En el mundo existen diferentes movimientos islamistas como los Hermanos Musulmanes (HM) en Egipto, el Jamaati-Islami, las asociaciones de ulemas y el movimiento iraní de los ayatolás. En todos esos movimientos el islam ha sido erigido en un principio absoluto al que se subordinan todas las reivindicaciones, las luchas y las reformas. El denominador común de todos esos movimientos islamistas es, según Gilbert Achcar, el “fundamentalismo islámico”, “en otras palabras la voluntad de volver al islam, a la aspiración de una utopía islámica que no se limita a una nación y abraza a todos los musulmanes, cuando no al mundo entero” (Achcar, 1981:2). Todas las variantes del fundamentalismo islámico comparten un objetivo reaccionario y confesional común consistente en establecer “un Estado islámico basado en la charia” que preserve el orden capitalista neoliberal existente.
Se puede encontrar esta definición en las palabras de Muhammad Khairat Al-Shater, el antiguo adjunto al guía supremo del movimiento de los Hermanos Musulmanes egipcios, y considerado como el número dos de la organización entonces, que en marzo de 2011, tras el derrocamiento del dictador Hosni Mubarak, declaraba:
“Los Ikhwan trabajan por restaurar el islam en su concepción global para la vida de la gente, y consideran que esto no se hará más que a través de una sociedad fuerte. Así, la misión está clara: restaurar el islam en su concepción global; someter a la gente a Dios; instaurar la religión de Dios; la islamización de la vida, reforzar la religión de Dios; establecer el renacimiento (Nahda) de la Umma (comunidad o nación musulmana) sobre la base del islam. […]. Así, hemos aprendido [para comenzar] a construir el individuo musulmán, la familia musulmana, la sociedad musulmana, el gobierno islámico, el Estado islámico mundial” (Amal al-Ummah TV 2011 y Bargisi, Mohamed et Pieretti 2012).
El fundamentalismo religioso no se limita a la religión islámica y podemos observar elementos comunes en los movimientos religiosos fundamentalistas en el mundo entero. Es importante señalar, sin embargo, que a pesar del llamamiento a la vuelta a una época pasada, los fundamentalismos no se deben considerar como elementos fosilizados del pasado. Aunque empleen símbolos y discursos de períodos anteriores, los fundamentalismos están vivos, son dinámicos y representativos de las grandes tendencias contemporáneas, a fin de satisfacer necesidades culturales (Marty 1988:7). Por tanto su emergencia debe situarse plenamente en el contexto político, económico y social del período contemporáneo.
En Medio Oriente, tanto el ascenso de los movimientos políticos islamistas chiita como sunita se ha desarrollado en un período, en el curso de los años 1980 y 1990, en los que las fuerzas de izquierda y nacionalistas se debilitaron considerablemente debido a diversas razones: retroceso del nacionalismo árabe; apoyo americano a Arabia Saudita, que, por su parte, ha favorecido diferentes movimientos fundamentalistas islamistas sunitas, más particularmente los Hermanos Musulmanes contra el nacionalismo árabe; la sucesión de acontecimientos regionales que se abrió en 1973 con el boom petrolero que permitió a las monarquías del Golfo aumentar sus financiamientos regionales; debilitamiento de las fuerzas progresistas al comienzo de los años 1970, con la intensa represión de los regímenes árabes como Egipto, Siria e Irak que abandonaron su política social radical anterior y fueron adoptando un acercamiento a los países occidentales y las monarquías del Golfo; debilitamiento de las fuerzas progresistas palestinas y árabes por los múltiples ataques contra el movimiento nacional palestino tanto por los estados árabes como por Israel; nacimiento de la República Islámica de Irán en 1979.
En este contexto regional se fundó Hezbolá. Su base social popular entre la población chiita libanesa, que al principio estaba concentrada en las componentes relativamente pobres y pequeñoburguesas de la población chiita, se amplió luego al conjunto de las clases sociales. Hoy, el partido dispone de un importante apoyo político y social en una burguesía chiita en expansión, instalada en el país y en la diáspora.
El proceso de integración en el sistema político y la extensión de la base social de la organización plantean una serie de preguntas sobre la naturaleza de Hezbolá como partido político y fuerza social. ¿Cómo explicar la política y la práctica de Hezbolá en relación a la economía política de Líbano y a la población chiita del país? ¿Cómo ha podido construir tal base de apoyo generalizado entre la población chiita? ¿Cuál es la naturaleza de la relación entre Hezbolá y la República Islámica de Irán? ¿Qué papel juega la capacidad militar de Hezbolá en su hegemonía sobre la población chiita libanesa? ¿Cómo explicar la evolución política y social de Hezbolá?
Las respuestas a estas preguntas son importantes tanto en términos de la visión que ofrecen sobre el islam político en tanto que ideología, como debido a sus implicaciones para la comprensión más en general de la economía política de Líbano y de Medio Oriente.
El objetivo de este librop es entender Hezbolá a través de una comprensión materialista e histórica del islam político, siguiendo la evolución de las estructuras de la organización y su relación con el sistema político y situar esta evolución de los cambios en la formación estatal libanesa y sus relaciones de clase en el país. De esta forma, este libro desplaza la discusión más allá de la clásica polarización alrededor de la ideología como medio privilegiado de identificar y de comprender las políticas de los movimientos políticos islamistas. Sostiene que si el “islamic way of life” (modo de vida islámico) puede ser el objetivo proclamado por Hezbolá, sus prácticas reales se comprenden mejor en su armonía con (y son reveladoras) la naturaleza del entorno capitalista en cuyo seno opera.
Además, para permitir comprender la evolución de Hezbolá y de su lugar en las políticas contemporáneas de la región, hemos querido contrarrestar el orientalismo dominante presente en numerosos estudios sobre el mundo árabe. Este orientalismo considera a la región como un espacio que escapa a los marcos de comprensión social y científica que se aplican para comprender los procesos de cambios políticos en otras regiones del mundo. Sobre este tema, este libro se suma a la conclusión del escritor árabe Aziz Al-Azmeh para quien “la comprensión del fenómeno político islamista exige el equipamiento normal de las ciencias sociales y humanas y no su negación” (Al-Azmeh 2003:39).
Temas abordados
Este libro está organizada en siete capítulos:
El capítulo 1 trata sobre los orígenes del confesionalismo en Líbano desde la época del mandato francés hasta el final de la guerra civil (1975-1990). Analiza la posición de las diferentes comunidades confesionales sobre este período y el impacto de la guerra civil sobre las condiciones políticas y sociales de la población chiita en particular. Este período coincide con la fundación de Hezbolá en 1985 y aporta importantes puntos de vista sobre su evolución posterior. En este capítulo, se analiza el confesionalismo como una herramienta de la burguesía libanesa para intervenir ideológicamente en la lucha de clases, reforzar su control sobre las clases populares y mantenerlas subordinadas a sus dirigentes confesionales (Amel 1986: 323, 326-327). Hay que entender el confesionalismo como constitutivo y como un elemento activo que refuerza las actuales formas del poder estatal y de clase. En esta perspectiva, consideramos el confesionalismo como un producto de los tiempos modernos y no como una tradición proveniente de tiempos inmemoriales. Un universitario libanés Ussama Makdissi ha subrayado que “el confesionalismo es una historia moderna, y lo mismo ocurre en lo que se refiere a quienes se han comprometido en su expansión -una historia que definió y continúa definiendo y dominando sus vidas” (Makdissi 2000:2).
El capítulo 2 estudia la evolución de la economía libanesa de 1990 a 2016, el período que va del final de la guerra civil a la actualidad. En particular se interesa por la población chiita, cuyo estatus político y socioeconómico al final de la guerra civil era significativamente inferior comparado con el de las demás confesiones religiosas libanesas y desde entonces ha cambiado considerablemente. Observaremos los cambios de la posición y de la estratificación de la población chiita como el producto de las políticas neoliberales y la relación entre esos cambios y el desarrollo de Hezbolá como organización política. Estas políticas neoliberales han generado una profundización de las características históricas constitutivas de la economía libanesa: un modelo de desarrollo orientado hacia las finanzas y los servicios en el que las desigualdades sociales y las disparidades regionales están muy pronunciadas. Este capítulo examina las consecuencias de esas características que se han desarrollado en el período neoliberal y la subsecuente orientación política de Hezbolá en cuanto a la política económica y el sistema político confesional. Este capítulo concluye en una encuesta sobre tres estudios de casos específicos en las zonas en las que Hezbolá goza de una influencia y ejerce un control significativo, es decir, 1) la gestión de la política urbana en el barrio de Ghobeyri; 2) la actitud sobre las leyes de control de los alquileres en Beirut y 3) la política agrícola en el valle de la Bekaa.
El capítulo 3, tras haber descrito las tendencias del desarrollo en el período neoliberal, examina sus implicaciones en la estructura de clase libanesa, en particular entre la población chiita. Este capítulo muestra que el período neoliberal ha visto la emergencia de una nueva burguesía chiita en diferentes sectores de la economía y el reequilibrio consecutivo del poder confesional en el país. Este proceso, sin embargo, no ha sido uniforme y mucha gente chiita sigue estando marginada en zonas urbanas o rurales. Este capítulo se ocupa por tanto de la configuración concreta de la nueva burguesía chiita a través de un análisis de los más importantes grupos de negocios chiitas y su relación con el propio Hezbolá. Todos estos factores están sintetizados en un análisis del cambio de base social de Hezbolá.
El capítulo 4 hace un seguimiento del transcrecimiento del partido en movimiento de masas e intenta comprender cómo ha logrado ganar una posición hegemónica en las zonas chiitas a pesar de las tensiones producidas por la naturaleza de su base social. Este capítulo examina en detalle la organización interna del partido y su amplia red de instituciones. Esta última juega un papel importante en la difusión de las ideas del partido en la comunidad chiita y en la expansión de su hegemonía mediante la puesta en pie de servicios que responden a necesidades sociales. El capítulo analiza cómo los éxitos de la red de organizaciones de Hezbolá, principalmente gestionada por el consejo ejecutivo del partido, le permite reforzar su posición entre la población, concentrándose en cuatro sectores decisivos: 1) el apoyo social, 2) instituciones religiosas, 3) medios y cultura, 4) educación/trabajo con las y los jóvenes. El capítulo explora el contenido ideológico del trabajo de Hezbolá en esos sectores, subrayando el papel de dos conceptos , hâla islâmiyya (el entorno islámico) e iltizâm (el compromiso personal), que han jugado un papel en la construcción de una fidelidad al partido. Analiza igualmente las características de género de los fundamentos ideológicos del partido.
El capítulo 5 está dedicado a la orientación de Hezbolá hacia el movimiento obrero libanés. Comenzando con la historia del movimiento sindical durante el período de la guerra civil, este capítulo examina las diferentes protestas sociales y obreras que han perdurado en los años 1990 y el período contemporáneo. Muestra cómo la Confederación General de Trabajadores Libaneses (conocida con las siglas de CGTL), la principal confederación sindical, ha sido progresivamente debilitada por las principales fuerzas políticas burguesas y confesionales y subordinada a sus intereses, dado que estas últimas temen su capacidad de movilización. En este sentido, se analiza el comportamiento de Hezbolá hacia las reivindicaciones económicas, las huelgas y la organización de las y los trabajadores. El capítulo aporta por tanto una relación entre el análisis de la economía política de los capítulos 2 y 3 y el análisis sociopolítico del capítulo 4. Ofrece así una ilustración decisiva de las tensiones nacidas en la organización, producto de su afirmación por representar las luchas y las necesidades de las capas pobres de la población chiita, concomitantemente a su cambio de base social.
El capítulo 6 analiza un aspecto crucial de la organización de Hezbolá: su actividad militar y su aparato armado. El capítulo se abre con el examen de la lucha militar contra el Estado israelí, para pasar después a analizar sus acciones coercitivas, así como sus operaciones militares, hacia otros actores de la guerra civil libanesa, y, más tarde, en 2008, contra la Coalición del 14 de marzo. También se analiza la utilización de su capacidad militar para garantizar su poder y su seguridad en la región son también analizados.
El capítulo 7 aborda el comportamiento de Hezbolá hacia los levantamientos populares que comenzaron en diciembre de 2010 y enero de 2011 en Medio Oriente y África del Norte, con el derrocamiento de las dictaduras en Túnez y en Egipto y que aún siguen. Este capítulo examina más en particular la implicación de Hezbolá en Siria y la forma en que esta intervención ha exacerbado el confesionalismo en Líbano. Analizamos igualmente las consecuencias del levantamiento sirio en las relaciones entre Hezbolá, Irán y el movimiento islámico palestino Hamas.
El capítulo de conclusión sintetiza el conjunto de los análisis tanto de un punto de vista teórico como político.
Le Hezbollah, un fondamentalisme religieux à l’épreuve du néolibéralisme
Par Joseph Daher, 288 pages, 2019, 20 euros, Syllepse
Traducción: Faustino Eguberri para viento sur
1/ Kharafi publicó un artículo que tenía por título “To Live in Dignity or Die with Pride” (Vivir en dignidad o morir con orgullo), que alababa a Hezbolá una semana antes de su muerte en abril de 2011. Estaba clasificado en el puesto 77 en 2011 por la revista Forbes en la lista mundial de las personas más ricas del mundo, con una fortuna estimada en 11,50 millardos de dólares y estaba estrechamente ligado a la familia real y al hermano del presidente del Majlis al-Ummah, el parlamento de Kuwait, Jassem Al-Kharafi. Tras la muerte de Kharafi, Hezbolá presentó públicamente sus condolencias al pueblo y al gobierno kuwaitíes.