Hay muchas formas de acercarse a un libro. A este me acerqué con certezas, sabía que me iba a gustar. Solo el título, “El himen y el hiyab”, y que hablase ya al comienzo de que el mundo musulmán necesita una revolución sexual lo hacía de lo más atractivo. Pero también me acerqué con cautela, ¿será valiente? ¿ tendrá las cosas tan claras como yo? Espero que no esté lleno de medias tintas… Había esperado durante demasiado tiempo un libro como este, y resulta que no cambiaría ni una coma.
Acabo de terminarlo, y así sin digerirlo porque no hace falta (eso ya lo ha hecho ella por nosotras), puedo decir que toda su crudeza, todas las imágenes, todas sus vivencias son en una u otra medida las nuestras, la de cualquier mujer musulmana criada en una familia musulmana y en un entorno musulmán. Las de cualquier musulmana que se atreva como ella a mirar, ver, aceptar y querer que nuestro mundo cambie, porque tenemos derecho, porque a nosotras nos corresponde y porque tenemos la obligación de hacerlo, por nosotras, por las demás y por las que vendrán.
No se deja ni un tema importante. Los matrimonios de menores, los concertados, la ablación, el acoso, las pruebas de virginidad, la tutela de los hombres de nuestras familias, el sexo, el honor, la vergüenza, los abusos…Todo en dos palabras: Himen y hiyab.
Mona Eltahawy cuenta sus propias experiencias. Ella misma llevó hiyab durante nueve años aunque tardó ocho años en quitárselo mentalmente. También cuenta como tardó tantos años en desprenderse de su virginidad, una confesión valiente y que nosotras las musulmanas entendemos muy bien, porque cuesta años desprenderse de la vergüenza y el temor adquiridos durante tanto tiempo.
Nos habla de su años de activismo feminista con el hiyab puesto y de su intento desesperado por justificarse ante sí misma y ante los demás: “Mi vía de escape era subrayar la idea de ‘elección’. Si una mujer tenía derecho a llevar minifalda, entonces yo tenía derecho a llevar velo. Así decidir ponerme lo que quería era una forma de afirmarme en el feminismo, porque yo era feminista ¿no? (Este es el argumento del feminismo islámico). Pronto aprendería que elegir llevar hiyab era más fácil que elegir quitárselo”.
Ya pasó el tiempo de que cada mujer musulmana con esta forma de encarar a la sociedad, nuestra religión y nuestra cultura nos sintiéramos como islas, islas a las que nadie hacía ningún esfuerzo por llegar porque eran demasiado remotas, a veces demasiado exóticas, no se entendía nuestra orografía.
Llegamos a Occidente, unas por voluntad ajena, otras por voluntad propia, otras ya han nacido aquí y como tan acertadamente dice Mona Eltahawy, no podemos esperar que Occidente nos rescate, tenemos que rescatarnos nosotras, y eso empieza por entender que el relativismo cultural es nuestro enemigo. No debemos dejar que nos sacrifiquen en el altar de lo políticamente correcto, no salimos de allí para esto. De la critica y la disidencia es desde donde se consigue el avance. Mona lo tiene claro.
En nombre de todas las mujeres nombradas en este libro, debemos lograr el cambio. Mujeres grandes, valientes y sacrificadas. Las asesinadas, violadas, arrestadas, torturadas, difamadas. Ellas nos cuentan en este libro sus experiencias. Mona Eltahawy considera importante, imprescindible, que las mujeres hablemos de nuestras experiencias. “Sois el profeta con la pluma y la antorcha, Escribid con vuestras lenguas de fuego” (Gloria Anzaldúa).
Para las mujeres no musulmanas es importante leer a Mona Eltahawy: entenderán que la nuestra es la lucha de todas
Para las musulmanas es importante leer a Mona Eltahawy: verán que somos todo un continente.
Mimunt Hamido Yahia