Siguiendo con su forma habitual de clasificación por creencias el CIS (organismo oficial) en su encuesta de octubre, vuelve a encuadrar a los ciudadanos en tres categorías: creyentes religiosos, no creyentes y ateos.
Los “ no creyentes” en religiones, generalmente creen en los conocimientos universales de la ciencia, confían en los argumentos razonados y desean un orden social laico sin intromisión de dogmas ni de moral religiosa… o sea que en muchas cosas.
Ateos es como llaman los deístas a los que no participan de sus creencias en dioses.
Estas denominaciones por negación se hacen desde la supremacía de la centralidad de la religión. A los creyentes en seres extra naturales, en milagros o en dogmas que repugnan a la razón, no se les llama irracionales.
Es deseable que a los arriba indicados se les denomine de forma positiva como humanistas, naturalistas o sencillamente personas humanas… “normales”, que como dice la Academia de la Lengua son: “Seres animados racionales”.
Miguel Fernández
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