Desde este jueves, una placa conmemorativa recuerda la trayectoria del pedagogo, librepensador y creador de la Escuela Moderna en Cataluña, Francesc Ferrer i Guàrdia. El acto de inauguración del atril ha sido oficiado por el teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, y el Comisionado de Programas de Memoria, Ricard Vinyes, dentro de la celebración de la Primavera Republicana, que tiene lugar hasta el 21 de abril con una serie de actividades y nuevas señalizaciones en las calles de la ciudad para recordar a aquellas personas, hechos y lugares que fueron representativos de los valores democráticos y republicanos.
La placa conmemorativa ha sido ubicada en el parque de Montjuïc, junto al monumento que en 1990 ya colocó el Ayuntamiento de Barcelona para recordar a Ferrer i Guàrdia, “un hombre que murió para defender la justicia social, la fraternidad y la tolerancia”, según reza la inscripción. Esta vez, se trata de una placa informativa que hace un breve repaso a su biografía, haciendo especial hincapié en su compromiso “con el ideal de la emancipación de los seres humanos mediante la enseñanza”.
“Francesc Ferrer i Guàrdia es una figura muy importante para entender las tareas de democratización que tenemos pendientes hoy en día”, ha expresado Pisarello, quien entiende que los valores “antiautoritarios y democráticos” que el activista propugnó en el ámbito educativo son “fundamentales para el progreso social”. El teniente de alcalde también ha querido aprovechar la ocasión para vincular este homenaje al contexto actual y expresar que “la monarquía borbónica ha sido y sigue siendo un freno para la innovación y las ideas críticas”.
Dentro del marco de La Primavera Republicana también se puede visitar la exposición Revolución pedagógica de Ferrer i Guàrdia, del 12 de abril al 2 de septiembre en el castillo de Montjuïc. La muestra, comisariada por Pere Solar y Gussinyer, hace un recorrido por la vida del librepensador, haciendo énfasis en su gran obra, la Escuela Moderna, y enseña por primera vez en Barcelona sus objetos personales (libretas manuscritas, pensamientos escritos desde la prisión y su agenda de contactos).
La Escuela Moderna
Pisarello ha hablado de la huella que Ferrer i Guàrdia dejó en Cataluña: “transformó la sociedad a nivel molecular y por eso ahora lo recordamos”. Gran parte de esta herencia fue la Escuela Moderna, fundada el año 1901 en Barcelona para defender un modelo de enseñanza basado en el libre pensamiento, el laicismo y el racionalismo como vías hacia la autodeterminación individual y colectiva. Su innovadora pedagogía provocó una fuerte oposición entre los sectores más conservadores de la sociedad, pero sentó las bases de lo que posteriormente serían los ateneos y los círculos obreros. Pisarello ha propuesto seguir con este modelo en Barcelona y crear “una ciudad abierta a la ciencia y al pensamiento crítico, porque hemos tenido a personas como Ferrer i Guàrdia que defendieron estos valores”.