Esta confesión será una asignatura optativa más el próximo curso en Extremadura ante la crítica de quienes exigen que la religión salga de las aulas y quienes creen que supondría una contradicción en los centros concertados
«Impartir Islam en la escuela es también una manera de luchar contra el terrorismo, porque se transmiten valores de respeto y diálogo», expresa el portavoz de la comunidad musulmana en Extremadura, Adel Najjar. «Pero puede afectar al carácter propio del centro, de tradición cristiana», replica Ángel Borreguero, presidente regional de la Confederación Católica de Padres de Alumnos (Concapa), que representa a los centros concertados –de naturaleza privada pero financiados con dinero público y casi todos religiosos–. «Las confesiones deben estar fuera de las aulas, pero si se siguen manteniendo, todas deben tener los mismos derechos», apostilla Joaquín León, de la Federación Extremeña de Padres y Madres de Alumnos de la Escuela Pública (Freapa).
Son algunas de las voces que abren el debate –y la polémica– ante la llegada de la asignatura de Religión Islámica a las aulas de la comunidad. Será el próximo curso 2018/2019. El requisito es que haya un mínimo de diez estudiantes en el centro (público o concertado) que soliciten esta opción. Entonces la unión islámica elegirá al docente que impartirá la materia y será la Junta la que pague su sueldo. Al fin y al cabo, se trata del mismo procedimiento que existe para las otras dos confesiones con temario en la escuela: católica y evangélica.
El convenio con la Consejería de Educación y Empleo todavía no está firmado porque aún se está redactando, pero el compromiso es que los trámites estén listos para el próximo periodo de matriculaciones.
La medida se basa en el artículo 10 del Acuerdo de Cooperación entre el Estado español y la Comunidad Islámica, que existe desde el año 1992 y garantiza el derecho de los alumnos a recibir esta enseñanza religiosa en Infantil, Primaria y Secundaria. En Extremadura hay unos 3.200 estudiantes musulmanes entre colegios e institutos.
La región se sumaría así a las otras ocho que ya cuentan con esta alternativa: Madrid, Andalucía, Aragón, Canarias, Castilla y León, País Vasco, Ceuta y Melilla.
Pero hay opiniones críticas contra esta implantación. La más sonora procede de la Concapa, desde donde insisten en que en el artículo 10 se especifica también que el derecho existe «siempre que no entre en contradicción con el carácter propio del centro».
Más prioridad
Además, piden prioridad para mantener «el proyecto educativo de los concertados y que no se les obligue a coger alumnos que no lo compartan». «Lo que solicitamos es que no se permita que se cambien alumnos a centros que por zona no les corresponden para llegar a la cifra de diez y puedan tener un docente. Porque eso sería contar con más privilegios», explica Borreguero. También tiene propuesta para los centros públicos: «Que se respete la oferta de la enseñanza religiosa mayoritaria en este país». Y añade: «Para ellos hay menú halal en los comedores (confirma la consejería que se tienen en cuentan las necesidades de los niños musulmanes), y nosotros nunca hemos contado con uno adaptado a la cuaresma católica».
Desde la Concapa inciden: «Es necesario recordar los graves problemas que existen en la enseñanza, como el abandono escolar, y que se solapan con informaciones políticamente correctas».
No obstante, Borreguero quiere dejar claro que hay un «gran respeto por las otras religiones», aunque no han dudado en «demandar garantías» tras la confirmación de que la Religión Islámica también estará en las aulas extremeñas.
A las declaraciones del portavoz de los padres ha querido responder la asociación regional de docentes de la concertada (Adecex), reprochando las reticencias de éstos de aceptar a menores musulmanes cuando la ley obliga a no discriminar por motivos confesionales.
Se han manifestado también en contra del Islam en la escuela los padres de la pública, pero por otros motivos: «Nosotros somos una asociación laica y estamos en contra de que un profesor, sea de la religión que sea, ejerza en los centros la misma función que los docentes que deben aprobar una oposición», subraya Joaquín León. Las materias científicas no pueden estar al mismo nivel que una confesión que, aseguran, debe enseñarse en las iglesias, no en el colegio.
Desde la Junta, la portavoz Isabel Gil Rosiña defendió en su momento que la implantación de esta asignatura no supone ningún «agravio comparativo». Y agregó que «la Administración regional tiene la obligación de proporcionar la libertad religiosa que los padres quieran tener, independientemente de cuál sea».
La crítica de quienes han mostrado disconformidad radica en que, al mismo tiempo, la Junta ha querido reducir las horas de Religión Católica en centros públicos y concertados pero el TSJEx (Tribunal Superior de Justicia de Extremadura) no lo ha permitido.
Contenido revisado
Para Adel Najjar, que también es imán de la mezquita de Badajoz, este paso significa conseguir una reivindicación que viene de hace años; lograr que se cumpla la ley. «Nuestros temarios están revisados por el Ministerio de Educación», afirma. «Es una manera de luchar contra los odios, contra el radicalismo, enseñar el Islam como política social».
Actualmente esos contenidos se imparten en las mezquitas de la región, donde también se dan clases de árabe.
A partir del próximo curso, los alumnos extremeños podrán elegir entre tres religiones (católica, evangélica e islámica) o por la alternativa laica: Atención educativa en 2º de Infantil, Valores sociales y cívicos en Primaria, e Historia y cultura de las religiones o Valores éticos en Secundaria.