“La alternativa al yihadismo no puede ser ni el materialismo ateo, ni el relativismo de una religión hecha a nuestra medida. El yihadismo se sentiría muy cómodo teniendo a ambos como adversarios. ¡Nuestro relativismo sería su victoria!”
El “ultraobispo”, el más duro entre los duros, ha vuelto a la carga. Conocido por sus posiciones próximas a los sectores más conservadores de la Iglesia Católica, monseñor José Ignacio Munilla ha aprovechado el regreso de las vacaciones veraniegas para lanzar una de sus cartas incendiarias, habitualmente dirigidas contra la izquierda y el laicismo. Esta vez, el máximo responsable de la Diócesis de San Sebastián ha puesto en la diana a quienes se proclaman ateos. No les critica por no creer en Dios, sino por sus similitudes con los yihadistas. Sí, yihadistas.
Cuando aún no ha pasado un mes de los atentados reivindicados por el Daesh en Barcelona y Cambrils, el obispo de San Sebastián ha dedicado su última carta pastoral a establecer un insólito paralelismo entre quienes él considera “relativistas” y los terroristas del autodenominado Estado Islámico. Yihadismo no, relativismo tampoco es el título del escrito que llegó esta misma semana a todas las iglesias de Gipuzkoa.
“A propósito de los atentados en Catalunya, como ha sucedido cada vez que el terrorismo yihadista ha actuado dentro de las fronteras europeas, se ha reabierto el debate sobre el influjo de la fe religiosa en la paz mundial. He seguido con interés las diversas reflexiones que se han publicado, y aunque no creo que la mía vaya a resultar novedosa, pretendo, al menos, ser pedagógico en mi exposición”, arranca Munilla.
A continuación, asegura que “en las redes sociales” se han producido “una vez más” lo que él define como “ataques habituales a todo tipo de fe religiosa por parte del ateísmo más agresivo, quien considera que la fe en una verdad suprema es la raíz de todo fundamentalismo y el germen de la violencia mundial”. Tras esa introducción, el obispo recurre a uno de los integrantes de The Beatles. Sí, The Beatles. “Este ateísmo radical sostiene que el mundo sería más pacífico sin religiones, tal y como expresaba la conocida canción Imagine, de John Lennon, –recuerda-: «Imagina un mundo sin motivos para matar o morir, sin religión alguna. Imagina a todas las gentes viviendo sus vidas en paz».
Su siguiente pensamiento también está dedicado a Lennon, a quien acusa de ignorar que “mientras él cantaba esa canción, el ateísmo estaba siendo la bandera más utilizada en el siglo XX para justificar el exterminio de millones de personas en el mundo entero”. En esa línea, sostiene que “la consideración de la fe religiosa como ‘opio del pueblo’, llevó a un holocausto de multitud de inocentes”.
En cualquier caso, Munilla admite que “tampoco sería equilibrado afirmar que el ateísmo haya sido la causa de la violencia mundial”. “En realidad, tanto la fe como el ateísmo no han sido sino un mero pretexto para el ejercicio de la violencia –describe-. Matar en nombre de un dios, en nombre de la revolución, o en nombre de la libertad, además de un asesinato, es una mentira. Una mentira que busca dignificarse encubriéndose en supuestos ideales, de los que en realidad carece”.
Si bien admite que “detrás de la violencia se esconde un odio que suele tener su raíz en las inseguridades y los miedos del violento, además de en su falta de sensibilidad hacia el prójimo”, critica también que “en los círculos intelectuales que marcan la línea de pensamiento en nuestro entorno cultural europeo, la reacción más habitual no es la del ateísmo radical, sino la del relativismo”. “Los ‘Charlie Hebdo’ de turno (que también entre nosotros tienen sus emuladores) no dejan de ser un grupo social marginal. Por el contrario, el relativismo es cuasi omnipresente, y pretende hacer una reinterpretación del hecho religioso, afirmando que todas las religiones son iguales, y que su único valor objetivo está en el bien subjetivo que puedan ofrecer a sus adeptos”, subraya.
A su juicio, “el relativismo aprovecha la sombra del yihadismo para poner bajo sospecha de fundamentalismo a la fe cristiana que cree en una revelación histórica y objetiva”. Tras citar “unas palabras deliberadamente silenciadas del Papa Francisco” (“También el relativismo hiere mucho a las personas: todo parece igual, todo parece lo mismo”), Munilla afirma que “uno de los mayores éxitos que podría alcanzar el yihadismo es el de generar o reforzar una corriente de pensamiento relativista, hasta el punto de requerirnos a los cristianos una reformulación de nuestra fe”.
“La alternativa al yihadismo no puede ser ni el materialismo ateo, ni el relativismo de una religión hecha a nuestra medida. El yihadismo se sentiría muy cómodo teniendo a ambos como adversarios. ¡Nuestro relativismo sería su victoria!”, remata.
A favor de Hazte Oír
Esta última carta pastoral de Munilla no provocó demasiada sorpresa en el interior de la Iglesia guipuzcoana, donde ya son de sobra conocidas sus recurrentes posturas fundamentalistas. En marzo pasado, mientras las principales ciudades de Euskadi se preparaban para tratar de impedir la llegada del “autobús del odio” de la organización ultracatólica Hazte Oír, el obispo de San Sebastián salió en defensa de ese grupo ultra. Lo hizo a través de Twitter, donde comparó la Gala Drag del Carnaval de Palmas de Gran Canaria con el bus del odio.
“¡Adivina, adivinanza!: ¿Cuál de estas dos imágenes ha sido hoy censurada en España, y cuál ha sido premiada?”, escribió el Obispo. De un lado estaba el autobús de Hazte Oír. Del otro, Drag Sethlas, ganadora del certamen de Drag Queen, simulando la crucifixión de Cristo.
Poco antes, Munilla había escrito otro mensaje muy significativo: “Hemos de aceptar las verdades por verdaderas, y no por agradables…”.
Algunos días antes, el religioso criticaba a la Generalitat de Catalunya por su decisión de “analizar” la charla que iba a dar el homófobo francés Phillipe Ariño. “Los que reivindicaban libertad de expresión cuando estaban ‘abajo’, se convierten en censores en cuanto alcanzan el poder”, criticó. Un par de años antes, llegó a calificar al gobierno del PP de “marxista” por “asumir la aberración de considerar al aborto como un derecho humano”.
Nombramiento polémico
En el marco de su militancia ultraconservadora, el ahora obispo de Donostia llegó a fundar su propia organización dentro de la Iglesia. Se trata del Movimiento Loiola, un colectivo tradicionalista que hasta hace pocos años contaba con fieles repartidos por Zumárraga, San Sebastián, Bilbao, Pamplona y Logroño. Su registro como “asociación sin ánimo de lucro” ante el Gobierno Vasco se produjo en 1992, pero su salto decisivo a la fama se produjo a finales de 2009, poco después de la llegada de Munilla al Obispado de San Sebastián. Por entonces, distintos religiosos vascos advirtieron que el Movimiento Loiola funcionaba al margen de la Iglesia oficial guipuzcoana.
No en vano, su nombramiento fue respondido por más de cien curas de ese territorio, quienes reclamaron públicamente que su designación fuese anulada. La Conferencia Episcopal miró para otro lado, algo que se repetiría ante cada una de sus polémicas cartas pastorales. La última habla de ateos, yihadistas y John Lennon.