La consejera de Cultura y Turismo, María Josefa García Cirac, presentó ayer los trabajos de restauración del retablo mayor de la iglesia parroquial de Poza de la Sal, en Burgos. Este templo ha sido objeto de varias intervenciones por parte de la Consejería de Cultura y Turismo, que han culminado con la restauración del retablo de San Cosme y San Damián.
Con esta actuación, que además recupera el dorado que permanecía escondido, y que fue en su día costeado por los vecinos de la localidad, se recupera igualmente la imagen que tenía la zona del sagrario antes de la reforma de los años sesenta.
La restauración ha supuesto una inversión de más de 82.000 euros y ha sido afrontada por la Consejería de Cultura y Turismo y el Ayuntamiento pozano, que ha aportado más de un 40 %. La consejera señaló que “esta actuación ejemplifica uno de los principios de la política de la Junta: la concertación institucional y la colaboración público-privada, con personas y entidades que cuidan del patrimonio cultural, lo disfrutan y lo valoran”.
Una intervención integral
La iglesia parroquial Santos Cosme y Damián, templo gótico de finales del S. XIII y comienzos del S. XIV, fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 1974.
El retablo barroco, datado en 1710 y atribuido a los hermanos Cortés del Valle, presentaba una policromía que acumulaba suciedad y gran alteración de estrato superficial, además de una modificación importante de la zona central, al desaparecer el sagrario original y la mesa de altar y ser sustituido por un vitral y sagrario moderno.
Los trabajos han consistido en el tratamiento curativo y preventivo antixilófagos; actuaciones de protección y consolidación de la madera; solución de los problemas estructurales de sus distintos elementos; reintegración de volúmenes en los elementos arquitectónicos seriados; tratamiento de conservación y limpieza de las policromías, dorados y capas pictóricas, así como reintegración y protección del color.
García Cirac insistió en que esta actuación pone de manifiesto “la colaboración institucional de un pequeño Ayuntamiento que ha querido implicarse en las responsabilidades, no solo hacia lo propio, sino también comprendiendo que el patrimonio es un activo no deslocalizable, capaz de generar empleo y desarrollo”.