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Tres años sin enterrar a un bangladesí por un conflicto de religiones

Un comerciante bangladesí supuestamente fiel a dos religiones tras tener dos mujeres distintas se mantiene tres años después de su muerte en el limbo en un hospital de Dacca en espera de que la Justicia decida a dónde se le entierra.

Khokan Nandi, nombre con el que nació y vivió como hinduista junto a su primera esposa, o Rajib Chowdhury, como su segunda compañera asegura que fue rebautizado cuando se convirtió al islam, tuvo dos familias y un supermercado.

El 26 de junio de 2014, tras once días de enfermedad, falleció en un hospital de Dacca y entonces, las dos mujeres, una hindú y otra musulmana, fueron a reclamar el cuerpo demandando proceder con los ritos funerarios de acuerdo a los preceptos de sus respectivas religiones.

Según la tradición hinduista, el cuerpo debe ser cremado mientras que para los musulmanes el cadáver debe de ser enterrado.

Como la Policía no pudo resolver qué religión tenía jurisdicción sobre el fallecido, el asunto fue llevado a los tribunales y el cuerpo trasladado desde el centro de salud en el que falleció al tanatorio del Hospital Universitario de Dacca, donde permanece desde el 15 de noviembre de 2014.

«Cuando nos casamos no tenía idea de que tenía otra esposa y que tenía hijos», indicó a Efe Habiba Akter, la segunda esposa y con quien, según dice, compartía hogar desde 1984.

Él le explicó que su primera esposa vivía con otro hombre, y para Habiba Akter, una profesora universitaria, eso fue suficiente para dar por cerrado el pasado y casarse con un hombre que, aseguró, nunca más volvió a ver a su anterior compañera.

«Yo me ocupé de él cuando estaba en el hospital», explicó.

La mujer quiere que se le entierre ahora tal y como dicta la religión musulmana, asegurando que está dispuesta a arreglar cualquier disputa con la otra familia después.

Sin embargo, Bablu Nandi, hijo de Khokan con su primera esposa, Mira Nandi, asegura que lo que manifiesta la otra mujer es falso.

«Mi padre no se convirtió al islam y no se casó con ninguna otra mujer. Esa aseveración es absolutamente falsa», declaró a Efe, al mostrarse firme en su determinación de incinerar el cuerpo como dicta el hinduismo.

Mientras tanto, el caso sigue en los tribunales donde ha pasado ya por cuatro juzgados, según Habiba, afirmando que está harta de la batalla legal.

«Al principio iba a la morgue a ver el cuerpo. Ahora no puedo porque me agota física y mentalmente», explicó.

Los que también están agotados con esta situación son los profesionales del hospital, donde el cuerpo se ha convertido en una carga importante debido al espacio limitado para los cuerpos de los fallecidos

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