Fui entrenado como un científico, y entre los de mi profesión la proporción de creyentes no es muy elevada y disminuye progresivamente.
Un amigo, ingeniero, es un hombre de éxito en nuestra sociedad. Lo conozco hace cierto tiempo y creo que es además una muy buena persona. También es mansamente desafiante. Sabe que soy ateo, no simplemente agnóstico, sino ateo; y me ha pedido que comente sus escritos religiosos que presentará eventualmente en forma de libro y que cotidianamente envía a sus amigos por correo electrónico.
No es una casualidad pues, que en encuestas sobre creencias religiosas que la Gallup realiza frecuentemente en los países con la libertad suficiente para permitirlo, nuestro país aparece con un 95-98% de creyentes, al igual que los estadounidenses (que tienen a Dios hasta en su moneda, igualito que Irán).
Fui entrenado como un científico, y entre los de mi profesión la proporción de creyentes no es muy elevada y disminuye progresivamente.
Las ideas de Einstein en su carta pueden extenderse como la opinión de la mayoría de los científicos de la actualidad.
Pero las religiones están ahí. No desaparecen simplemente porque los científicos, en su mayoría, que no todos, no estén de acuerdo con ellas. Y hoy día en el mundo occidental, que es un mundo laico, y donde la religión hace tiempo dejo de dirigir la sociedad, la ciencia se está haciendo preguntas sobre la religión: ¿Por qué hay religiones?, ¿ qué han significado para la especie Homo sapiens en su supervivencia, evolución y cultura?
Desde septiembre del 2007 un proyecto de investigación para “explicar la religión” se realiza por 14 universidades y variopintos especialistas, desde psicólogos hasta economistas.
Una de las preguntas a responder es ¿cree la gente que aquellos que creen en Dios son más confiables que los que no creen?; una pregunta importante, dado los recientes escándalos de las religiones organizadas en diversos países, desenfrenos desde abusos sexuales a menores hasta grandes desfalcos económicos. No olvidemos que Stalin era ateo, pero que Hitler era católico y ambos son considerados monstruos de la humanidad.
Pero además, las respuestas nos ofrecerán hipótesis para pensar sobre la naturaleza humana y su evolución. Recordemos a los humanos primitivos, que junto al desarrollo del lenguaje seguramente se preguntaban sobre los orígenes y cambios de todo lo existente, especialmente cuando desarrollaron una idea sobre el tiempo (lo que se supone ocurrió al llegar los primeros pobladores a Eurasia, donde las estaciones marcan una variabilidad temporal importante); ya que las aptitudes sobre geografía, o mejor topografía, las teníamos como herencia junto a nuestros ancestros y primates en general.
En estudios actuales sobre las experiencias religiosas y su lugar de ocurrencia en nuestro cerebro se han obtenido resultados sorprendentes e inesperados.
Es posible que los conceptos religiosos dieran más cohesión a los individuos y les hicieran así más independientes del ambiente y con mayores probabilidades de supervivencia y de reproducción. Pero esto no significa que reflejen una realidad objetiva, solo explica su existencia y perdurabilidad en el tiempo.