La Delegación de Hermandades del Obispado de Huelva viene trabajando durante todo el año para dar curso a las necesidades de las 303 hermandades que existen en la Diócesis y que aglutinan a 151.300 hermanos, mayores de 18 años, que es el dato contabilizado por los miembros que tienen derecho a voto. Una cifra que supone el 28% de la población de la provincia de Huelva, lo que las convierte en el colectivo más importante existente no sólo en la propia Iglesia, sino de la sociedad civil onubense. En la provincia se da el caso de que hay un pueblo que tiene 600 habitantes y la hermandad cuenta con 1.300 hermanos.
Al frente de la Delegación está el vicario para la Celebración de la Fe, Emilio Rodríguez Claudio, que de entrada hace un balance muy positivo de las hermandades, porque entiende que «son un elemento fundamental en el sostenimiento de la fe». Resalta que es muy importante el hecho de que «la gente vive la fe de la Iglesia en las hermandades, son un instrumento de evangelización y de encauzar la caridad a través de la obra social».
Asegura que ahora se vive en las hermandades «un ambiente bastante bueno, el inicio de la Cuaresma con el vía crucis resultó espléndido, tanto en el desarrollo como en la preparación del mismo».
Es consciente de que durante el año se producen «debates estériles» que hacen bastante daño en las redes sociales. Sin embargo, «ahora se está a lo que se tiene que estar». Reconoce que las redes sociales son buenas si el uso es el adecuado, aunque habla de que «en muchos casos están para sacar lo malo y agrandar cosas sin importancia; hay quien dice que no hace falta que venga nadie de fuera para acabar con esto». El padre Emilio entiende que estos comentarios «nos siguen haciendo bastante daño, porque quienes los realizan no les importa lo que significa la Semana Santa».
A pesar de estos exponentes «que hacen bastante mal a las hermandades», el vicario resalta que «el balance es muy positivo en general, la gente participa». Como ejemplo pone la celebración del quinario en la Buena Muerte, donde predica estos días, y ha podido observar «cómo a la misa diaria, que no es la de la función, acuden muchos hermanos».
Uno de los aspectos que trae no pocos conflictos a resolver por la Delegación de Hermandades aparece por cuestiones como la no aceptación para un cargo a alguna persona que no cumpla con los requisitos que se les marca. En este sentido el padre Emilio señala que «el mundo cofrade se empapa de la laicidad que hoy se vive, nos engulle la sociedad laica, pero hay que tener muy en cuenta que una hermandad es una asociación pública de fieles de la Iglesia, donde cabemos todos con una norma de la Iglesia».
Al vicario para la Celebración de la Fe le mueve como uno de los objetivos prioritarios la obra social en las hermandades y entiende que en esto «tenemos que gastar y desgastarnos». Considera que no debe estar reducido solo a la obra social de cada una de las hermandades, «que hacen una buena labor atendiendo incluso a hermanos que lo están pasando mal». Emilio Rodríguez va a más, a «dar testimonio de comunión de Iglesia, también en el gesto de la obra social y por eso es la propuesta de la Casa de Santa María de los Milagros». Se trata de una forma «para sentirnos Iglesia y dar testimonio juntos, por lo que significa y lo que podemos hacer». Un aspecto importante en la caridad es que las cofradías también se están incorporando en Cáritas parroquial.
El vicario reconoce que es necesario dar una respuesta a la renovación de los estatutos del Consejo de Hermandades, que se encuentran enquistados después de un proceso que en diferentes fases lleva nueve años. «Tengo la esperanza -dice- que los hermanos mayores lo aprueben, hay que pensar que la Semana Santa es de todos y debe prevalecer la unión. Todos somos importantes, hay que tener una visión amplia y generosa».