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La asignatura de religión pierde fieles / L’assignatura de religió perd fidels

La materia cae tanto en los centros públicos como en los concertados
El PP ha tratado de reavivar la fe en la escuela
Las grandes religiones retroceden, pero la dimensión espiritual toma otros canales

Puede leer el original en catalán tras esta traducción automática revisada.

La asignatura de religión tiene cada vez menos fieles a las escuelas catalanas, a pesar de los intentos del gobierno del PP de dotarla de vigor académico a través de la ley Wert ya pesar de los gritos de alerta que se han lanzado en los últimos años para combatir la aparente pérdida de referentes de la cultura cristiana por parte de los jóvenes.

Según los datos del Departamento de Enseñanza, el curso 2015/2016, el número de alumnos de primaria que cursaban religión católica era de 159.311 (el 33,07% del total, un 18,30% en la escuela pública), una cifra sensiblemente inferior a la del curso 2010/2011 (182.687 alumnos, el 41,29% del total, un 24,56% en los centros públicos). En la ESO, el porcentaje de estudiantes que se inclinan por esta asignatura es aún más bajo (el 30,16% en total y un 7,01% en los institutos públicos). La caída se ha repetido en los centros de primaria concertados, mayoritariamente cristianos, donde los últimos seis años el número de padres que eligen religión para sus hijos ha caído en la misma proporción que en el resto: unos 8 puntos porcentuales.

En España también ha habido una tendencia a la baja en los últimos años, aunque la situación es muy diferente de la de Cataluña. Según datos de la Conferencia Episcopal Española, del curso 2015/2016, en el Estado hacen religión el 70% de los alumnos de primaria y el 55% de secundaria.

Viendo este panorama, el gobierno del PP intentó dar músculo a la materia y dispuso a la ley orgánica para la mejora de la calidad educativa (Lomce) que la asignatura de religión contara para la media del expediente académico como cualquier otra y eliminó educación para la ciudadanía del curriculum al considerar que adoctrinaba los estudiantes en ciertos valores. La Conferencia Episcopal Española, mientras, aprovechaba que tenía un gobierno más afín a Madrid para proponer que se recuperara la práctica de rezar en clase de religión, una decisión que levantó una gran polvareda y, incluso, llamadas al boicot a la asignatura.

En Cataluña, la anterior consejera de Enseñanza, Irene Rigau, puso el debate sobre la mesa con un matiz diferente. Rigau proponía compensar el «analfabetismo religioso» de buena parte de los jóvenes y con este espíritu incorporó, el curso 2015/2016, la enseñanza de cultura religiosa y humanística en la asignatura cultura y valores éticos alternativa a religión, a la ESO.

Pese a los esfuerzos de unos y otros, sin embargo, lo cierto es que el descenso de la religión en la escuela no parece tener freno. «Hay una secularización de las religiones tradicionales, como el catolicismo, pero eso no quiere decir que la religión esté desapareciendo. Son las religiones tradicionales las que están en crisis porque el dogma se ve vinculado al pasado «, matiza Teodoro Mella, sociólogo profesor de Esade y experto en sociología de la religión. «La gente -hay añade- cree en otras cosas: energías, autoayuda, el cosmos, fengshui , reiki … Hay una transformación de la dimensión espiritual.»

Paralelamente, la llegada de inmigrantes de culturas muy diversas ha provocado que los nuevos alumnos hayan encontrado en algunos centros concertados el lugar donde estudiar su religión, ya sea la evangélica, la musulmana o la judía. «Hay grupos de inmigrantes que tienen la necesidad de reafirmar su identidad y en algunas escuelas concertadas, donde el mensaje fundacional ha perdido calado, encuentran el lugar para estudiar su religión», explica Mella. Los datos lo corroboran y muestran que los pocos alumnos que estudian una religión distinta a la católica lo hacen en la concertada.

Luis García, coordinador de Cataluña Laica, una plataforma que promueve la exclusión de la religión en la escuela, alerta: «A menudo se confunde la neutralidad con el multiconfessionalisme.» «En la escuela, se va a aprender y no a creer. Las religiones deben estar en los centros de culto «, observa García, que sostiene que la escuela» segrega por cuestiones económicas, de sexo y de religión «. En la misma línea se expresa la presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de Cataluña (Fapac), Montse Conejo, para quien «la religión es cosa de cada familia y no debe ser dentro de las escuelas «.

Diametralmente opuesta es la visión de Ignacio Díaz Ventura, impulsor del documental Hemos perdido el oremus? , Que reivindica la necesidad de reforzar la religión en la escuela. Para Díaz, la diferencia entre el porcentaje de alumnos que estudian religión en Cataluña respecto del Estado es fruto de que en muchos centros catalanes no se ofrece la asignatura a los padres. «Si se ofreciera -vaticina- quizá nos sorprenderían los datos y veríamos que la sociedad catalana no está tan secularizada.» «El fenómeno -denuncia- también se produce en escuelas concertadas donde han cambiado la titularidad del centro. Es un tema de libertad y en Cataluña no se deja elegir. «

Lo cierto es que la sociedad evoluciona, la escuela está en plena ebullición innovadora y cada vez hay más presión para renovarlo todo, de arriba abajo si es necesario. Los diferentes colectivos se miran con recelo y se reivindican. Los últimos tiempos lo han hecho, por ejemplo, los profesores de filosofía y los de literatura. Y ahora que la religión pierde fuelle en la escuela algunos se sienten amenazados. Lo ejemplifica muy bien Mello, que explica el caso de un imán que expresó en un centro religioso donde quería llevar el hijo el miedo que el convirtieran al catolicismo. La respuesta del director fue demoledora: «No se preocupe, que esto no sucederá. Para uno que cree … «

Explicar las creencias en clase

En el debate sobre la conveniencia de estudiar religión en la escuela, se suma el de cómo explicar las diferentes creencias en clase. Los partidarios de mantener el modelo actual defienden que la religión se enseñe en el marco de una asignatura específica. Lo defienden amparándose en el derecho de los padres de elegir la educación que quieren para sus hijos. Los defensores de la laicidad, en cambio, defienden que la cultura religiosa se puede enseñar en la asignatura de historia. A pesar de la controversia que levanta el tema, Teodoro Mella, experto en sociología de la religión, ve más «un problema de crisis de las humanidades» que de analfabetismo religioso: «Los alumnos no conocen Mahoma ni la Inmaculada Concepción, pero tampoco Arquímedes «, sentencia.


La matèria cau tant als centres públics com als concertats
El PP ha mirat de revifar la fe a l’escola
Les grans religions reculen, però la dimensió espiritual pren altres canals

L’assignatura de religió té cada cop menys fidels a les escoles catalanes, tot i els intents del govern del PP de dotar-la de vigor acadèmic a través de la llei Wert i malgrat els crits d’alerta que s’han llançat els últims anys per combatre l’aparent pèrdua de referents de la cultura cristiana per part dels joves.

Segons les dades del Departament d’Ensenyament, el curs 2015/2016, el nombre d’alumnes de primària que cursaven religió catòlica era de 159.311 (el 33,07% del total, un 18,30% a l’escola pública), una xifra sensiblement inferior a la del curs 2010/2011 (182.687 alumnes, el 41,29% del total, un 24,56% als centres públics). A l’ESO, el percentatge d’estudiants que s’inclinen per aquesta assignatura és encara més baix (el 30,16% en total i un 7,01% als instituts públics). La caiguda s’ha repetit als centres de primària concertats, majoritàriament cristians, on els darrers sis anys el nombre de pares que escullen religió per als seus fills ha caigut en la mateixa proporció que a la resta: uns 8 punts percentuals.

A l’Estat espanyol també hi ha hagut una tendència a la baixa en els últims anys, tot i que la situació és molt diferent de la de Catalunya. Segons dades de la Conferència Episcopal Espanyola, del curs 2015/2016, a l’Estat fan religió el 70% dels alumnes de primària i el 55% de secundària.

Veient aquest panorama, el govern del PP va intentar donar múscul a la matèria i va disposar a la llei orgànica per a la millora de la qualitat educativa (Lomqe) que l’assignatura de religió comptés per a la mitjana de l’expedient acadèmic com qualsevol altra i va eliminar educació per a la ciutadania del currículum en considerar que adoctrinava els estudiants en certs valors. La Conferència Episcopal Espanyola, mentrestant, aprofitava que tenia un govern més afí a Madrid per proposar que es recuperés la pràctica de resar a classe de religió, una decisió que va aixecar una gran polseguera i, fins i tot, crides al boicot a l’assignatura.

A Catalunya, l’anterior consellera d’Ensenyament, Irene Rigau, va posar el debat a sobre de la taula amb un matís diferent. Rigau proposava compensar l’“analfabetisme religiós” de bona part dels joves i amb aquest esperit va incorporar, el curs 2015/2016, l’ensenyament de cultura religiosa i humanística en l’assignatura cultura i valors ètics alternativa a religió, a l’ESO.

Malgrat els esforços dels uns i els altres, però, el cert és que la davallada de la religió a l’escola no sembla tenir aturador. “Hi ha una secularització de les religions tradicionals, com el catolicisme, però això no vol dir que la religió estigui desapareixent. Són les religions tradicionals les que estan en crisi perquè el dogma es veu vinculat al passat”, matisa Teodor Mellén, sociòleg professor d’Esade i expert en sociologia de la religió. “La gent –hi afegeix– creu en altres coses: energies, autoajuda, el cosmos, fengshui, reiki… Hi ha una transformació de la dimensió espiritual.”

Paral·lelament, l’arribada d’immigrants de cultures molt diverses ha provocat que els nous alumnes hagin trobat en alguns centres concertats el lloc on estudiar la seva religió, ja sigui l’evangèlica, la musulmana o la jueva. “Hi ha grups d’immigrants que tenen la necessitat de reafirmar la seva identitat i en algunes escoles concertades, on el missatge fundacional ha perdut calat, troben el lloc per estudiar la seva religió”, explica Mellén. Les dades ho corroboren i mostren que els pocs alumnes que estudien una religió diferent de la catòlica ho fan a la concertada.

Luis García, coordinador de Catalunya Laica, una plataforma que promou l’exclusió de la religió a l’escola, alerta: “Sovint es confon la neutralitat amb el multiconfessionalisme.” “A l’escola, s’hi va a aprendre i no a creure. Les religions han d’estar als centres de culte”, observa García, que sosté que l’escola “segrega per qüestions econòmiques, de sexe i de religió”. En la mateixa línia s’expressa la presidenta de la Federació d’Associacions de Mares i Pares d’Alumnes de Catalunya (Fapac), Montse Conejo, per a qui “la religió és cosa de cada família i no ha de ser dins de les escoles”.

Diametralment oposada és la visió d’Ignacio Díaz Ventura, impulsor del documental Hem perdut l’oremus?, que reivindica la necessitat de reforçar la religió a l’escola. Per Díaz, la diferència entre el percentatge d’alumnes que estudien religió a Catalunya respecte de l’Estat és fruit del fet que a molts centres catalans no s’ofereix l’assignatura als pares. “Si s’oferís –vaticina– potser ens sorprendrien les dades i veuríem que la societat catalana no està tan secularitzada.” “El fenomen –denuncia– també es produeix en escoles concertades on han canviat la titularitat del centre. És un tema de llibertat i a Catalunya no es deixa triar.”

El cert és que la societat evoluciona, l’escola està en plena ebullició innovadora i cada cop hi ha més pressió per renovar-ho tot, de dalt a baix si cal. Els diferents col·lectius es miren amb recel i es reivindiquen. Els darrers temps ho han fet, per exemple, els professors de filosofia i els de literatura. I ara que la religió perd pistonada a l’escola alguns se senten amenaçats. Ho exemplifica molt bé Mellén, que explica el cas d’un imam que va expressar en un centre religiós on volia dur el fill la por que el convertissin al catolicisme. La resposta del director va ser demolidora: “No pateixi, que això no passarà. Per un que creu…”

Explicar les creences a classe

Al debat sobre la conveniència d’estudiar religió a l’escola, s’hi suma el de com explicar les diferents creences a classe. Els partidaris de mantenir el model actual defensen que la religió s’ensenyi en el marc d’una assignatura específica. Ho defensen emparant-se en el dret dels pares d’escollir l’educació que volen per als seus fills. Els defensors de la laïcitat, en canvi, defensen que la cultura religiosa es pot ensenyar dins l’assignatura d’història. Tot i la controvèrsia que aixeca el tema, Teodor Mellén, expert en sociologia de la religió, hi veu més “un problema de crisi de les humanitats” que no pas d’analfabetisme religiós: “Els alumnes no coneixen Mahoma ni la Immaculada Concepció, però tampoc Arquimedes”, sentencia.

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