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¿Cómo me las maravillaría yo?

La realidad casi de catecismo católico a la que asistimos estos días no tiene parangón en ningún estado aconfesional como el nuestro. Terminamos, sin darnos cuenta, asumiendo los goles que el Opus Dei le mete al Estado y por supuesto al propio gobierno, con el libro de la reina y la intención de colocar una placa en las Cortes Generales a la Beata Maravillas.
 

Quizás por eso viene a colación el título de la canción de la genial Lola Flores ¿Cómo me las maravillaría yo? Ahora que estaba hasta la placa encargada no saben dónde la van a poder colocar. Con todas las noticias y situaciones tan negativas que se suceden en la economía real en nuestras vidas, intentan colarnos recetas neoliberales, nuevos adoctrinamientos morales y a ser posible un “quítate tú que me pongo yo”. La Beata Madre Maravillas gustaba de decir: «Lo único que debemos hacer es dejarnos llevar por la amorosísima Providencia de Dios”. Y en eso estamos, esa providencia me ha llevado a aborrecer muchísimo algunas actitudes políticas de los últimos días por parte del PP en Madrid, que se deja llevar bastante por el brazo humano de dios, que se ha personificado en el Cardenal Rouco Varela.

La Sra. Aguirre, Presidenta de la Comunidad de Madrid, se divierte de plató en plató de televisión o ante los micrófonos de las cadenas de radio más prestigiosas del país o haciendo como que quita y pone directores de periódicos centenarios y prestigiosos, esto último al menos hasta hace relativamente poco tiempo. No contenta con todo esto, insiste en su liberalismo económico que ella traduce básicamente en aniquilar cualquier vestigio de gestión pública que se encuentre a su paso, incluso en aquellos temas en los que la especial dedicación requiere un mimo y un trato excepcional. Por un lado la Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas denunció que en 2009 le retirarán la financiación regional para la gestión que desde hace 26 años realizan del Centro de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales (C.A.V.A.S.), un recurso de la Administración autonómica.

Por otro lado, el panfleto sobre adolescencia y VIH que han repartido con total normalidad en el Hospital Carlos III con el título “La guía Adolescentes frente al sida: preguntas con respuestas ha sido editada por la Fundación Investigación y Educación en Sida (IES)”, denota tanta falta de Dios, misericordia, amor al prójimo y conocimiento de la realidad científica que rodea a esa enfermedad, que no me extraña que se encomienden a la Beata Maravillas para sacar adelante tan ingente despropósito. La infamia, la falta de escrúpulos de todos aquellos que juegan con vileza con la salud y el bienestar de la sociedad sólo por motivos morales muy alejados de la medicina, me parece tan repugnante como el propio hecho de que negara la mayor el consejero Güemes diciendo que abrirá una investigación al respecto. ¿Qué mayor investigación que conocer que cinco de los firmantes de ese texto son integrantes del equipo de especialistas que atiende a los enfermos de sida? ¿Qué producirá en sus conciencias hundidas en la moral católica saber que algún adolescente ha podido contraer el VIH gracias a sus consignas anti-preservativo?

Todo gracias a la falta de escrúpulos a la hora de gestionar lo público. Les recomiendo que tomen de su propia medicina liberal, concretamente del principio de Mill, por el cual el Estado sólo está justificado a intervenir en las acciones de sus ciudadanos para impedir el daño causado a otros, por lo tanto todas estas decisiones están pidiendo a gritos la acción del Estado para evitar mayores agravios a los ciudadanos. La inmoralidad de esta hipocresía es hiriente, pero que encima se realice desde unas dependencias sanitarias públicas en manos de gestores privados es doblemente cínico y vejatorio para enfermos y ciudadanos en general. A este paso tendremos que utilizar profilaxis genérica para protegernos de la vileza inhumana de estos supuestos practicantes de moral católica.

Francisco Quintero es escritor

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