La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la de Madrid, Manuela Carmena, denunciaron este viernes en una cumbre sobre refugiados celebrada en el Vaticano las dificultades que impone el Gobierno central para acoger a este colectivo, a pesar de la voluntad de ambas ciudades. Las regidoras han participado en el encuentro Los refugiados son nuestros hermanos y hermanas, convocado por la Pontificia Academia de las Ciencias con el objetivo de «atraer la atención inmediata del mundo a la amenaza que representa para la estabilidad mundial la presencia creciente en nuestro planeta de más de 125 millones de refugiados», según el comunicado de los organizadores.
Junto a ellas participaron los alcaldes de 70 ciudades europeas, como Roma, París, Lisboa, Berlín, Lampedusa o Manchester, además de los de Valencia, Joan Ribó, y Zaragoza, Pedro Santisteve. El de Málaga, Francisco de la Torre, intervendrá este sábado.
«No es justo que haya ciudades saturadas y otras como Madrid y Barcelona, que hemos dicho que podemos ayudar y acoger más [refugiados] y que si recogemos a estas personas no serán una carga para nadie», denunció Ada Colau en su intervención. También criticó la «fría insolidaridad y el desprecio ante la vida, el sufrimiento y la muerte» de muchos países europeos que solo piensan en «blindarse», cayendo así en la «deshumanización». La apuesta de la alcaldesa de Barcelona para solucionar un problema de justicia y solidaridad es «una nueva gobernanza que sitúe en el centro a las ciudades», que deberían ser las responsables de garantizar «vías seguras para que la gente no muera intentando llegar a nuestro territorio».
De lo contrario, advirtió, está en riesgo «la preservación de nuestro legado civilizador, el proyecto de una Unión Europea como antídoto a los totalitarismos». Colau alertó de que «Europa ahora mismo se encuentra ante una encrucijada. O acogemos a las personas solicitantes de refugio o acogemos el racismo y nuevas formas de fascismo que amenazan la misma idea de Europa».
En su turno de intervención, titulada La desventurada regulación legal de los inmigrantes, la alcaldesa de Madrid se centró en los problemas legales que afronta este colectivo. Carmena criticó que las leyes actuales «causan pesar, dolor, inconvenientes y gastos inútiles y absurdos». Como solución pidió la participación plena de los poderes locales, conscientes de que «hay una muerte legal por algo que es simplemente ser sin papeles» y propuso el empadronamiento de inmigrantes.
«Los poderes locales estamos dando un paso adelante buscando estructuras para facilitar y ensanchar el empadronamiento y que hagan posible acabar con algo tremendo a lo que lleva esa incapacidad, a la muerte civil de infinidad de personas«, dijo.
Sin embargo, al intentar dar este «paso adelante» hacia la regularización de los inmigrantes, la alcaldesa de Madrid denunció que se topan con el «escollo» del Estado, el mismo al que hacía referencia su homóloga barcelonesa. Por eso, incidió en la necesidad de dar mayor poder a los Ayuntamientos en materia migratoria que permita que los inmigrantes tengan «una vida completa, una familia y un trabajo con ingresos».
Colau y Carmena, que este sábado serán recibidas en audiencia por el papa Francisco junto al resto de alcaldes españoles participantes, trataron junto con sus homólogos europeos las distintas propuestas para «reducir los riesgos de una espiral de reacciones catastróficas en el corto plazo, así como maximizar y consolidar los beneficios de las reformas en el largo plazo». Para resolver la crisis de los refugiados, los convocantes piden, además de acabar con la guerra de Siria de forma inmediata, la creación de corredores humanitarios y la restauración de «un sentido de la justicia y oportunidad de la clase trabajadora desencantada, los jóvenes parados y a quienes las crisis financieras y la subcontratación laboral han perjudicado económicamente».