El pleno del Ayuntamiento de Tarragona ha rechazado una moción presentada por el grupo municipal de ICV para que el Consistorio se declare Municipio laico.
En la propuesta, la formación ecosocialista solicitaba que todos los reglamentos y protocolos municipales «sean laicos», y que los representantes municipales «no participen ni veneren, en el ejercicio de sus cargos, ninguna manifestación de ninguna religión». En el texto, Arga Sentís (ICV) quería que la corporación local «no facilite suelo público a confesiones religiosas» , así como que «elimine las exenciones fiscales municipales» a las congregaciones religiosas.
El texto se ha debatido en el marco de la negociación que el PSC ha iniciado con las formaciones que no están en el gobierno para consensuar un texto para instar al Gobierno Central a modificar el Concordato con el Vaticano para que la Iglesia pague el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). Este acuerdo no incluiría los centros de culto, sino los pisos, parkings o locales propiedad del Arzobispado. Pese a ello, PSC ha votado en contra juntó a Ciutadans, PP y Unió, si bien ERC se ha abstenido, lo mismo que ha hecho CDC.
El portavoz de Unió Democràtica, Josep María Prats, ha acusado a ICV de «marear la perdiz» y ha indicado que la laicidad «es un tema recurrente de los partidos cuando no hay temas, como es el caso de «la cuestión nacional, el debate sobre la lengua y los presuntos privilegios de la iglesia».
Jordi Martí (CUP) ha declarado que «aún queda mucho camino por recorrer para lograr una sociedad laica, no semi laica». El edil cupaire remarca que «no ponemos en duda las creencias individuales de cada persona, pero sí que se evité la religiosidad en la vida institucional».
Albert Abelló (CDC) ha argumentado la abstención de su partido en el hecho de que la religiosidad «es una creencia privada» pero ha justificado que «vivimos en una realidad. La tendencia va en la dirección de la laicidad, pero ahora la sociedad és compleja y estamos inmersos en hechos religiosos, como nuestras fiestas».
Rubén Viñuales (Ciutadans) ha criticado que «ésta es una de aquellas mociones en la que estamos en medio, pero que votamos en contra porque vemos que va más allá de la laicidad, ya que ataca la tradición de una ciudad milenario como es Tarragona». El edil de la formación naranja remarca que su partido «es laico, pero no podemos olvidar que en Tarragona tenemos una tradición católica importante».
Pau Ricomà (ERC) ha asegurado «estar a favor de la música, pero no con la letra de la moción». El edil soberanisra asegura que «no queremos que la gente deba esconderse para practicar su religiosidad» y ha calificado la propuesta como de «llena de tópicos y anti cultural, impulsada por Izquierda Unida».
Finalmente, Ana Santos (PSC) ha asegurado que «el principio de laicidad lo defendemos todos», si bien ha dejado claro que «el Consistorio nunca debe decir que no de entrada a ceder espacios municipales». La edil socialista cree que «debemos dejarnos de demagogias» y ha citado la Setmana Santa o la festividad de «Sant Joan», fiestas en las que «muchos tarraconenses salen a la calle»
