Tal como han manifestado fuentes del arzobispado de Valencia a Religión Confidencial, “en estos momentos la relación del arzobispo de Valencia con el alcalde de la ciudad es institucionalmente correcta, asumiendo que ayuntamiento y arzobispado deben colaborar en cuestiones organizativas de interés común, como se ha demostrado con la colaboración del ayuntamiento en el Encuentro Europeo de Jóvenes de Taizé”. El Encuentro Europeo de Jóvenes de Taizé se organizó en Valencia desde el 28 al 31 de diciembre pasado.
Sin embargo, fuentes próximas al proceso reconocen que “desde el arzobispado se observa con pena la actuación del ayuntamiento con motivo de los actos religiosos y fiestas religiosas”, en referencia a la celebración del 9 de octubre –fiesta de la Comunidad Valenciana, en la que el consistorio se negó a participar en el Te Deum que se reza en la concatedral ese día-, la festividad de Todos los Santos, la Navidad y Reyes Magos, pues se trata de fiestas arraigadas en la cultura cristiana y que desde el ayuntamiento se pretenden “modernizar y actualizar, abriéndolas a todo tipo de creencias”.
Sin lugar a dudas, el “encontronazo” mayor entre el arzobispo, el cardenal Antonio Cañizares, y el alcalde de Valencia, Joan Ribó, se produjo a raíz de la conferencia de Cañizares en el “Fórum Europa. Tribuna Mediterránea”, en octubre pasado: Cañizares defendió que el 9 de octubre se debe “dar gracias a Dios” en vez de lo que algunos hacen de “ir en contra de la acción de Dios”, así como la afirmación de que “muy pocos refugiados sirios vienen perseguidos, ¿y todo es trigo limpio?; Joan Ribó llegó a pedir tras esa conferencia que “Cañizares debía jubilarse”.