Es bien cierto que los integrismos religiosos, no sólo el islámico, han estado a lo largo de la historia en el origen de la mayoría de persecuciones, y guerras (llámense santas, cruzadas o como se quiera)
Conmovido, también por las muertes en París, repaso esa guerra de Oriente Medio y todas todas sus víctimas. También las que nos pretenden ecamotear con eso de los daños colaterales. Con ser gravísimo que la falsedad de las armas de destrucción masiva en Irak fuera la excusa para la muerte de 116.903 civiles, tan inocentes como los franceses, lo es más la utilización sectaria y espuria de los hechos. Veamos por partes.
Es bien cierto que los integrismos religiosos, no sólo el islámico, han estado a lo largo de la historia en el origen de la mayoría de persecuciones, y guerras (llámense santas, cruzadas o como se quiera). También lo es que las ansias de dominio político y económico no han faltado en ninguna.
Lo que sucede en Siria es algo que empezó en 1.990 en Afganistán para, pasando por Pakistán e Irak recrudecerse ahora en dicho país. Se nos trata de presentar el asunto como cuestión religiosa sin más. Se oculta que el conflicto transcurre en una zona con el subsuelo más rico en petróleo y con gran valor estratégico de tradicional confrontación. Sí, hay confrontación entre suníes y chiíes, las dos ramas del islam con integrismos de variada gama. Mientras Arabia Saudí, Qatar y otros emiratos compaginan su intransigencia religiosa con la connivencia con potencias occidentales, se resaltan las fricciones en quienes se oponen a dichas potencias. De la misma manera se oculta la guerra sucia de CIA, Mossad, y otros servicios secretos en el tráfico de armas, petróleo y dinero para apoyar al bando que más convenga en cada momento para desestabilizar la zona. El profesor canadiense Chossudovky habla de hasta 24 aspectos del conflicto que se tratan de ocultar al mundo.
Sin citarlos todos, nos vendrá bien algo de historia. Ben Laden armado por la CIA integró los mujaidines que combatieron al régimen prosoviético de Afganistán para implantar el dominio de los integristas Señores de la Guerra que sumieron aquel país en la edad media. Reagan llamó a la red terrorista islámica luchadores por la libertad. Dicha red, con Al Qaeda al frente, fue creciendo con grupos en distintos paises, como el de ISIS con la ayuda de CIA, Mossad y M16. ISIS ha contado también, para atacar al régimen sirio, con el apoyo de OTAN y el estado mayor de Turquía (derribo del avión ruso que acosaba a ISIS). Israel, además de con sus poderosos servicios secretos, ha apoyado a ISIS pese al aparente sinsentido.
Al igual que Ben Laden, Sadam Hussein fue un peón a las órdenes de USA en la prevención ante la beligerancia del vecino Irán jomeinista. Luego, para incrementar la campaña antiterrorista para la demonización del integrismo islamista, a occidente le sobraba Hussein y su estado relativamente laico y desarrollado en la zona. Aquí viene la declaración de Las Azores para aniquilar a esa sociedad y eliminar como a un perro al antiguo aliado.
En el título se cita la misma guerra referida a la de Oriente Medio, que ha causado cuatro millones de muertos, bastantes más desplazamientos y sufrimientos sin fin. Pero la respuesta de Hollande y aliados nos viene a recordar a Reagan y el concepto de libertad para el capital que rige nuestro presente. De pronto, se ha citado de manera artera la liberte de la Rublique para identificarla con la cultura del nosotros para que suenen tambores de guerra. Si, por nuestro miedo y su cinismo, ya no existe ese niño varado en la playa ni el sufrimiento de ese río humano de ellos, los otros que llegan a nuestra puerta. Hay que cortar esa vergonzante autocrítica de Blair que no se ha dado cuenta de que las encuestas y los banlieu desnudan a la socialdemocracia, esa izquierda de pega. Los estrategas han vuelto al discurso de los daños colaterales. Para salvar nuestros valores blancos y occidentales, que vaya usted a saber con quien se comparten, todo vale. Por contra en los ellos, los otros, importará poco que, junto a esa canalla terrorista-islamista, se fastidie a esa chusma ciudadana que aquí nos sobra y se rebela contra el orden neoliberal. Para ello se cuenta con la campaña antiterrorista global. Al demonizar al integrismo islamista, se extiende el estigma terrorista a cualquiera que se oponga a los recortes sociales y de libertades que imponen el sistema policiaco, los estados de excepción y las leyes mordazas de todo tipo.
Bien haríamos en estos momentos teniendo en cuenta los taimados cálculos electorales de aquellos que no aprendieron nada de su arrogancia en Las Azores. Ya una vez los engaños sobre el terrorismo, llevaron al pueblo a expulsar del gobierno a los patriotas corruptos que invocan la libertad, cuando están dispuestos a socavarla con su servil belicismo, y a seguir acallando la justa rebeldía con sus leyes mordaza.