Entrevista con el sociólogo Fortunato Mallimaci reflexionando en torno a la visita del Papa Francisco a Cuba y la actualidad de la Iglesia Católica.
Agencia Paco Urodo: ¿La iglesia está dispuesta a acompañar los procesos latinoamericanos mientras pueda catolizar?
Fortunato Mallimaci: Exacto, un periodista del New York Times me preguntó si el Papa era liberal, conservador o de izquierda. Nada de eso. Son católicos, es la catolicidad como otra manera de enfrentar esa concepción liberal y la marxista. Acabado hoy ese marxismo la iglesia retoma su discurso anti liberal, anticapitalista para catolizar.
APU: Yendo al terreno ideológico, ¿podría catolizar sectores más pro norteamericanos como parecía ser antes?
FM: No, porque la iglesia católica con el mercado tiene un problema (la Iglesia Católica nunca va a aceptar que haya otro dios que no sea ella misma), ese mercado despersonaliza. Un clásico de la sociología que es Max Weber trabaja el tema de la afinidad de ese mundo individual con el mundo protestante y habla sobre la aversión y el enfrentamiento que la Iglesia Católica tiene con el “mercader”, dice él. Lo manda al infierno ¿Por qué? Porque ella quiere ser la que le diga a las personas lo que tiene que hacer. Ella es el instrumento de salvación, no sólo el individuo y su conciencia. En el siglo XIX decía “los liberales van a ir al infierno, el liberalismo es pecado mortal”, porque sentía que la modernidad capitalista le disputaba los espacios, le disputaba la ideología y, sobre todo, las llegadas a las grandes masas. Cuando el marxismo o el socialismo disputan la clase obrera, lo dice el cardenal Ortega, el problema no son los obreros con los cuales la iglesia quiere estar, el problema es la lucha de clases. La iglesia no se izquierdiza, catoliciza. Obvio, porque el concepto es la unidad de las clases, unidad del pueblo, unidad de la cultura popular, conciliación entre capital y trabajo. ¿Le suena?
APU: ¿Podría ser una cita de Perón?
FM: Porque hay una afinidad enorme entre ese catolicismo integralista, popular, antiliberal con ciertas facetas del peronismo. Lo que pasa es que el peronismo disloca desde lo popular a ese catolicismo de las décadas del 30 y 40 porque le dice no, hay que hacer el seguimiento del Jesús obrero, lo mismo que dice a veces Francisco. Sin embargo, en ese momento histórico había otros católicos que preferían estar en la Unión Democrática. Aun así hay otros católicos que eran militares y peronistas.
La Iglesia no es pre capitalista, la iglesia tiene su propia modernidad. Se critica que usa Twitter, en el siglo XIX usaban los medios de prensa, en el siglo XX una de las primeras radios que hubo se llamó radio Ultra, era de la Iglesia Católica. Los medios modernos son usados ampliamente por la Iglesia Católica desde su propia concepción.
APU: Pensaba en Maquiavelo cuando dice que la política tiene fines válidos para sí mismos que no tienen por qué subordinar a la religión a la filosofía.
FM: Cierto.
APU: Entiendo, por eso, que la iglesia tiene sus propios fines.
FM: El catolicismo no piensa la política alejada de la religión. Este es otro gran problema para cuando los colegas tienen que estudiar e interpretar. También lo dice el cardenal Ortega, nosotros queremos estar en el espacio público, frase clave, es toda la discusión del siglo XX con los gobiernos liberales y/o socialistas, da lo mismo. Si la religión tiene que ocupar el espacio de lo público o el espacio de lo privado. Lo mandan continuamente al espacio de lo privado los liberales y los socialistas porque no lo quieren en el espacio de lo público y la Iglesia Católica insiste tanto con el espacio de lo público. Espera y, a veces la arrasan. Con el socialismo esperó y tan mal no le fue porque ha podido recuperar, no sólo la iglesia ortodoxa rusa, donde hoy es casi la mano derecha del gobierno, sino para Polonia, Hungría, Ucrania y ni te cuento para cuando se abran las otras experiencias socialistas asiáticas.
Fidel Castro, cuando vino a Chile en el 73, cuando fue a ver a los curas que estaban con Allende, y Castro decía “si, nosotros queremos a la iglesia en Cuba pero para que se ocupe” y ponía ejemplos como el de “menesterosos”. Que vayan a los orfanatos, que estén con las personas discapacitadas, ahí hay un rol para la Iglesia Católica. Bien, no dejaba de ser en el espacio público pero confinado a algunos sectores despreciados o despreciables o poco atendidos. El tema es que la Iglesia Católica empieza por ahí y después quiere ir hacia otros sectores.
APU: Recapitulando: la tarea de la iglesia es catolizar; ahora, la forma en que lo hace parece que ha tenido un giro.
FM: Depende de cada Estado – Nación. ¿Cómo quiso cada Estado lograr su hegemonía? ¿Qué régimen social de acumulación logró? La Argentina y Uruguay a finales del siglo XIX tenían el mismo proceso: tratar de que el Estado se haga cargo de la educación, de los cementerios, del registro civil. El problema está cuando llegan las grandes huelgas obreras que se dan aquí, porque Uruguay es pequeño, esa clase dominante empieza a buscar en la Iglesia un apoyo para la moral y las buenas costumbres: Dios, Patria y Hogar.
Cuando la Iglesia se fortalece quiere penetrar el Estado y ahí tenés la presencia de la Iglesia Católica ya sea en el Estado peronista y, mucho más, durante las dictaduras militares.
En México, hasta los 90, tuvo una política de total laicidad y diferenciación con el Estado, aunque la sociedad mexicana tiene la virgen de Guadalupe hasta los tuétanos, hasta el partido comunista le hace homenaje a la virgen de Guadalupe. Una cosas son las creencias, otra los creyentes y otra la institucionalidad católica con los partidos políticos y el Estado. Hay que ver cómo se construyó en cada país y en el caso argentino hemos creído, no sé por qué, que lo laico y la separación estaba dada en la sociedad argentina no sé por quién ni por cuantos. Ahora, uno va, investiga y se da cuenta que, sobre todo la sociedad política, aun los radicales que se manifiestan como más laicos, se pensaron continuamente con algún apoyo, sostén o legitimidad de la Iglesia Católica.
Esto hasta el día de hoy. Qué hace la figura de Francisco, lo potencia por mil. Del sueño de tener un obispo amigo a tener el Papa amigo…