Hay un movimiento mundial en favor de la vida de Asia Bibí, cristiana acusada por serlo de contaminar el agua (¡!) y después de blasfemar de Mahoma. Esto no es extraño en la nación que presume, modestamente, de ser el país de los “puros”, es decir, “Pakistán”, nombre que adoptó al separarse del resto de la India. Un divorcio que costó millones de muertos por ambos lados. Decidí sumarme a la concentración con ese fin ante su embajada en Madrid, con los lemas: “Libertad religiosa”. “No matarás”. Pero me dijeron que sólo podía mostrar otro texto, que pedía rezar por ella, lo que, como no creyente, no me correspondía, por lo que lo mostré ante la embajada, pero fuera del grupo.
Hay que denunciar que el rechazo a la libertad religiosa es la raíz que lleva precisamente a las guerras santas y cruzadas, a matar a personas como Asia Bibí. La misma palabra “asesino” proviene de una secta medieval musulmana que prometía al paraíso a quien muriera matando infieles. Y a los cristianos que murieran matando a pretendidos enemigos de Dios se les prometía con frecuencia también el paraíso, incluso en la “cruzada” de 1936-1939.
El colmo es que esa secta que cristiana que acaba de rechazar mi reivindicación de libertad religiosa también haya rechazado el “No matarás”. El motivo real es que defiende matar a personas hechas y derechas en las cruzadas…pero dedica lo mejor de sus fuerzas –como descubrí pintado en una camioneta en que traían su propaganda- a defender la vida… del feto, tema que Jesús ni mencionó. Los extremos, los fanatismos se tocan, y tienen los mismos resultados mortales que continúan ensangrentando la historia.