Ayer por la tarde los vecinos de las Palmas de Gran Canaria fuimos testigos, como cada año, de la tradicional procesión de la Virgen del Carmen (una de ellas, en la que la pasean en barco, porque el domingo volverán a sacarla, esta vez a pie). Hasta aquí no hay problema. Estamos en un país libre y tenemos derecho a expresar nuestras ideas con libertad (bueno, casi todas, porque no podemos decir ciertas cosas que pensamos, por ejemplo sobre la institución de la Corona, pero eso es otra cuestión). Me molestan las calles cortadas, las aglomeraciones y el gentío que altera mi barrio por esta procesión, pero lo tolero, porque vivo en sociedad, respeto las ideas de los demás y hay veces que también cortan las calles por cosas que me interesan a mi como por ejemplo una carrera deportiva.
Lo que me subleva como ciudadana es ver que es un buque de la Armada, concretamente el Tornado P-44 el que lleva a bordo y da el paseo por el Puerto de Las Palmas a la imagen de la Virgen del Carmen, tocando las sirenas de forma festiva y, rodeado de otros barcos particulares y no particulares (patrulleras y barcos de la Autoridad Portuaria). En la popa, los Oficiales acompañados de los curas (no sé el rango)saludando a la devota muchedumbre.
¿Pare esto sirve el ejército? ¿Debe el Ejército formar parte de este tipo de actos? Evidentemente no. Este buque, es un barco de acción marítima que desde su llegada en 2013 al Arsenal de Las Palmas, ha prestado una labor importante en la defensa de nuestras costas y fuera de ellas: Colaboró en operaciones contra la piratería en aguas de Somalia, con los GEO en operaciones antidroga, prestado ayuda a otros buques en situaciones de peligro, etc. Esto es lo que tiene que hacer el Ejército, no pasear imágenes de Vírgenes ni católicas ni de ninguna otra religión. El Ejército sirve a los Ciudadanos, a España, un país aconfesional según la Constitución Española.
Me molesta como ciudadana el gasto, el derroche que debió suponer el paseo del barco ayer. Tiene una tripulación de 46 hombres y mujeres, combustible y en definitiva, lo que supone mover un barco en un Puerto como el de Las Palmas. Mucho más grave si tenemos en cuenta en que el Ejército, según sus propias fuentes, ha sufrido una merma del 32% en sus presupuestos en los últimos seis años.
Lamentablemente, el Ejército aún no se ha apartado de la fuerte vinculación con la iglesia católica que tuvo en el pasado. Patrones y patronas, vírgenes nombradas “capitanas generales”, celebración de funerales de Estado con ineludibles misas católicas. ¿A quién sirve el Ejército? Esto sigue pareciéndose sospechosamente al ejército del nacionalcatolicismo más rancio.
Por no hablar de las autoridades civiles, que junto con el resto de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado también participaron del acto. Y no deberían.
Galería tomada de Canarias7