¿Pues no coge Javier Krahe, va y se muere?
Hace unos años lo llamé para pedirle que interviniera en el Día del laicismo, en Granada. Para convencerlo le dije: «Creemos que tienes temas que encajan de lleno con el laicismo; por supuesto, ‘El cromosoma’, pero también algunos más», y respondió fingiendo enfado: «¿Algunos?, ¡no, muchos!». Insistió en que le encantaría colaborar con nosotros, pero acababa de romperse una pierna y no pudo ser. Ya nos quedaremos esperándolo como unos gilipollas.
Ahora se recordará mucho que le censuraron ‘Cuervo ingenuo’ (en la que arremetía, siempre con humor y sin concesiones, contra el memorable engaño respecto a la OTAN del entonces presidente Felipe González) y, sobre todo, lo del cristo que le montaron con el idem cocinado, mediante aquella denuncia basada en un Código Penal que quedó en evidencia como Código Penoso, con su nacionalcatólico delito de ofensa a los, uy, cuidadín, sentimientos religiosos. Esto no fue más que la oportunidad de ciertos cretinos para vengarse de un hombre que simplemente se expresaba con libertad, inteligencia, arte y gracia para cantar cosas como que Dios es un pamplinas; por supuesto que su ironía y sus burlas, que daban que pensar, ofendían los sentimientos religiosos de algunos. De buena gana lo habrían mandado a la hoguera, pero qué le vamos a hacer, tendrán que joderse, que se ha muerto de un simple infarto. Por cierto, no parece que haya tenido ocasión de dar el espectáculo de don Andrés.
En fin, consolémonos rememorando las risas, la poesía y la rebeldía de sus incorrectos conciertos (era un asiduo de Granada, en especial del clausurado El Secadero), de su no-vida-privada y de sus entrevistas, y, sobre todo, reescuchemos sus canciones y démoselas a conocer a los jóvenes. Que no todo va a ser follar.