El vicario de la diócesis de Valladolid sale en defensa de Jesús Hernández.
El sacerdote, y una catequista, imputados por los casos de exorcismos a una joven burgalesa.
El exorcismo es un ritual reconocido en el Derecho Canónico que pueden reclamar los fieles y consiste en una oración, «lo que pasa es que el imaginario colectivo está dominado por el cine» ha explicado hoy el sacerdote Luis Argüello, vicario de la Archidiócesis de Valladolid.
«Siempre que se habla de algo pensamos en películas sobre el asunto, pero ese no es un buen criterio para la comprensión de lo real», ha razonado Argüello al ser preguntado por el caso que instruye el juzgado número 2 de Burgos sobre una niña sometida a varias sesiones de exorcismo cuando era menor de edad.
Por este caso ha sido citados a declarar una catequista y el sacerdote Jesús Hernández Sahagún, exorcista de la Archidiócesis de Valladolid y que sometió a la niña a varias sesiones entre abril y junio de 2014 en el interior de la iglesia conventual del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, en la capital vallisoletana.
El vicario ha aclarado que la imputación de ambos no es sino «una llamada a declarar para ver qué pueden aportar con el fin de esclarecer mejor los hechos y la responsabilidad ante los mismos».
En cualquier caso, ha insistido, «es una oración pública de la Iglesia que se encuentra en el sacramento del Bautismo y en rezos como el Padrenuestro», dotada de su propio ritual, ordinario o solemne según los casos, y que se aplica cuando existen indicios de una situación de posesión que, en algunas ocasiones, puede confundirse con un cuadro que exige tratamiento médico, ha admitido.
«Una oración no sustituye la acción de los médicos», ha reconocido no sin precisar que el exorcismo «es un ritual que se realiza de una manera discreta: no tocamos las campanas a rebato«.
No obstante, a modo de conclusión, el vicario ha advertido de que la Iglesia «es consciente de la dificultad» de «abordar o comprender este tipo de situaciones» por parte de la sociedad.
El juzgado de instrucción número 2 de Burgos instruye el caso por supuestas lesiones cometidas sobre la niña, ahora mayor de edad, cuyos padres accedieron a someterla a ese ritual, con la mediación de una catequista y del Arzobispado de Burgos, después de un intento de suicidio y de su internamiento en un centro hospitalario.
De la acusación particular forman varios tíos maternos de la afectada.