En efecto, el gobernador violó la ley y anunció con anticipación que lo iba a hacer, cuando confirmó que realizaría un viaje a Roma, con el propósito de acudir a la ceremonia religiosa en la cual el papa Francisco le otorgaría el nombramiento cardenalicio al arzobispo de Morelia. Salvador Jara Guerrero, para que no quedara duda de la violación a la ley que habría de cometer, señaló que acudiría en su carácter de gobernador y con una comitiva muy reducida cuatro días a Europa.
La Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, en su artículo 25, señala clarísimamente: “Las autoridades federales, estatales y municipales no intervendrán en los asuntos internos de las asociaciones religiosas. Las autoridades antes mencionadas no podrán asistir con carácter oficial a ningún acto religioso de culto público, ni a actividad que tenga motivos o propósitos similares. En los casos de prácticas diplomáticas, se limitarán al cumplimiento de la misión que tengan encomendada, en los términos de las disposiciones aplicables.” El gobernador no tiene encomendada una práctica diplomática. Para eso está el embajador de México ante la Santa Sede y los funcionarios de dicha embajada. Y tiene expresamente prohibido asistir “con carácter oficial” a cualquier acto religioso de culto público, como fue el caso el domingo pasado. Pero evidentemente el gobernador se moría de ganas de ir al Vaticano y dio dos argumentos para él muy sólidos: 1) que no es católico y no pertenece a religión alguna y 2) que sostendría reuniones (de trabajo supongo) con el “director de Asuntos Religiosos de la Presidencia de la República”, Roberto Herrera; con el embajador de México ante la Santa Sede; con la corresponsal de Televisa, Valentina Alazraki (crucial para el desarrollo de Michoacán seguramente), y con quien se dejara y le pudiera dar a su viaje una imagen de “gira de trabajo”. Así que, como iba en su carácter oficial, el gobernador usó dinero público para acudir a dicha ceremonia, aunque nada más haya sido una pequeña comitiva y por cuatro días. Así que el gobernador de Michoacán es cínico o ignorante. ¿No conoce el artículo 40 de la Constitución que dice que nuestra República es laica? ¿No conoce el artículo 130 que establece el principio de separación entre el Estado y las Iglesias? ¿No conoce la ley citada? En cualquier caso, su ignorancia y su cinismo no lo eximen de cumplir la ley ni de las sanciones que corresponden. Para empezar, debería de regresar el dinero que indebidamente gastó. ¿Pero quién lo va a sancionar, si muchos de los funcionarios que deberían de hacerlo también andaban por allá?