Representantes de gobiernos presenciaron las ofrendas a las deidades andinas, a la Pachamama —Madre Tierra— y a los achachilas
Con el alba dejó de llover y los primeros rayos de luz sobre el altiplano boliviano dejaron ver la silueta de centenares de indígenas que aguardaban el comienzo de una larga ceremonia de investidura del presidente reelecto, Evo Morales, como apumallku jiliri, líder espiritual de los pueblos originarios de América.
«Estamos viviendo tiempos del pachakuti», dijo Morales este miércoles durante la ceremonia de investidura político-religiosa que precede a la toma de posesión como presidente en la Asamblea Legislativa del jueves. Pacha quiere decir equilibrio y kuti, retorno. Morales habló de «retorno al equilibrio, retorno a la igualdad con políticas de solidaridad y complementariedad», tras recibir los bastones de mando en las escalinatas de Kalasasaya y al término de cinco ritos celebrados por los amautas —sabios y sabias— de los pueblos originarios de Bolivia, en medio de las ruinas líticas de Tiwanaku, a 70 kilómetros al oeste de La Paz.
Miles de indígenas, vestidos con ropaje colorido, miembros de los movimientos sociales locales y cientos de delegados de pueblos originarios de América, de organizaciones sindicales y representantes de gobiernos presenciaron las ofrendas a las deidades andinas, a la Pachamama —Madre Tierra— y a los achachilas que presentaron los amautas para pedir protección y energías a fin de que Morales pueda cumplir cabalmente su liderazgo.
Desde el rito de «la limpia», para alejar de Morales toda energía negativa antes de colocarle un traje ceremonial, hasta las ofrendas a las deidades andinas en cuatro puntos de la pirámide de Akapana, todos los ritos estaban dirigidos a lograr «la limpieza de la mente y del corazón» antes de asumir el liderazgo espiritual y político de los pueblos originarios de América y, posteriormente, a que imprima el equilibrio y la igualdad en todos sus actos futuros.
El traje ceremonial que usó Morales tiene el mismo objetivo: la bata (unku) de lana de vicuña y el pectoral de oro, plata y cobre, pues estos metales atraen las energías cósmicas hacia el corazón de la autoridad y permite que «primero piense y luego hable», según el antropólogo Jorge Miranda. La bata lleva franjas verticales, a partir de los hombros, con diseño de espirales y figuras que reflejan los opuestos complementarios de izquierda a derecha, de arriba abajo, que simboliza el equilibrio.
«Estamos en el tiempo de un gran parto, el parto de la esperanza, la armonía y la felicidad como filosofía de vida», afirmó Morales tras recordar tiempos pasados de oscuridad, odio, discriminación y racismo. «Nos dijeron que había que civilizarse. Nos enseñaron su filosofía de muerte y había que hacer desaparecer pueblos, idioma, nuestra cultura y nuestras raíces, nuestros productos, nuestra identidad», dijo Morales y añadió que de esa filosofía de muerte «nació el esclavismo, el capitalismo, el imperialismo».
Todos los pueblos indígenas sabían que iba a llegar el Pachakuti. «No nos pudieron hacer desaparecer y ahora estamos para gobernarnos. Ahora somos nosotros mismos», concluyó el líder indígena.
Esta es la tercera ceremonia de investidura espiritual y política que recibe Morales. Las dos anteriores, en 2006 y 2010, fueron también celebradas con algarabía, música y baile. Según Morales, esta puede ser la última ceremonia en la que participe si cumple su deseo de retirarse a sus tierras y abrir un restaurante para trabajar de mesero al término de su gestión en 2020.
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