La Policía encierra a cientos de niños de Manila en centros de detención de adultos bajo condiciones deplorables. Algunos de ellos, según el Daily Mail británico, han sido encontrados con síntomas de inanición y encadenados a postes
La capital de Filipinas, el país con mayor número de católicos de Asia, se ha puesto este jueves de gala para recibir al papa Francisco, que inicia la primera visita al país de un máximo representante de la Iglesia en 20 años.
Ante la llegada del pontífice, las principales calles del centro de Manila han recibido un buen lavado de cara. Algunos de los 2.000 voluntarios que se encargarán de mantener limpias las zonas a las que acudirá el Papa seguían, a escasos momentos de su llegada, recogiendo los últimos desperdicios y barriendo a conciencia.
Sin embargo, no todo es chapa y pintura. Las flamantes banderas filipinas y del Vaticano que flanquean las avenidas, y que representan la pulcritud y colorido con los que se quiere recibir a Bergoglio, esconden otra reorganización mucho más turbia que el caos y la suciedad característicos de las calles Manila.
Durante las últimas semanas, la Policía de Flipinas se ha dedicado a detener y a encerrar a cientos de niños que suelen vivir en la calle con el único propósito de hacer la ciudad más presentable a ojos del Papa, según revela el Daily Mail. El diario británico denuncia en un amplio reportaje publicado en su web que los menores, huérfanos, viven hacinados en centros de detención donde comparten celdas con reclusos adultos bajo “horrendas condiciones”.
“En un abuso flagrante de las propias leyes de protección de menores del país, los niños, aterrorizados, están encerrados en inmundos centros de detención donde duermen en suelos de hormigón y donde muchos de ellos son golpeados y maltratados por los presos de mayor edad”, recoge el periódico.
Daily Mail Online asegura haber encontrado a decenas de niños, algunos con apenas cinco años, encarcelados. El reportaje cuenta las “atroces e infernales condiciones” a las que las autoridades filipinas han sometido a los menores. Varios de ellos sufrían síntomas de inanición y otros estaban encadenados a postes. Para probarlo, el periódico también publica algunas fotografías de lo que se encontró en la visita a uno de los centros en Manila.
El diario cita a un alto funcionario de la cárcel que habría reconocido que la Policía organizó una gran redada por las calles de Manila para asegurarse de que el Papa no se topara con los huérfanos, que pueden pasar meses hasta que son liberados.
Según Rosalinda Orobia, jefa del departamento de Bienestar Social del distrito de Pasay en la capital filipina, las detenciones se han llevado a cabo para detener a las bandas que utilizan a niños mendigos y que podrían “aprovecharse del Papa y de su preocupación por la pobreza que afecta a los menores”.
El Gobierno de Filipinas ha movilizado a más de 40.000 soldados y policías para los cinco días que durará la visita del pontífice al país. Las autoridades han colocado imponentes barreras de hormigón para contener a los devotos que pretendan acercarse a alguno de los eventos papales. Se espera que hasta seis millones de personas, la mitad de la población de Manila, acudan a la misa que Bergoglio celebre el próximo domingo en el centro de la capital.