Es momento de debatir la naturaleza laica del estado peruano, y aplicarla en todas las instituciones religiosas, y sobre todo revisarla bajo el amparo de la constitución.
A veces pienso que los manjares de los capos de la Iglesia Católica tienen que ser revisadas por la DISA (dirección de sanidad) porque Uno es Lo que Come, y a veces Uno es lo que buitrea. Hay un problema de digestión en las altas esferas de la Iglesia desde las últimas fiestas y nadie dice nada.
Es que el Cardenal Cipriani digirió con problemas el pavo con su relleno de carne de fino bistec, cuánta pasa, cuánta fruta y acaba de salir despavorida la propuesta de un Ministerio de La Familia en RPP, jale la palanca y eche ambientador.
La ambición de la institución religiosa que él representa para hacerse de más poder en el Estado va más allá de cualquier lógica. Ahora el Cardenal es crea ministerios, no te la pierdas. Esto obedece a lo desubicado que está, y con él su orden, apoyado por un Estado/Gobierno que discrimina, dándole ventajas tributarias.
El pata se la cree, y más poder y más poder, como la canción de la Sarita.
Y es que es momento de debatir la naturaleza laica del estado peruano, y aplicarla en todas las instituciones religiosas, y sobre todo revisarla bajo el amparo de la constitución y delimitar sus beneficios económicos.
Porque Cipriani y los suyos se la llevan fácil, peor que Alan. Todos los peruanos creyentes, y no creyentes, no tiene por qué ser privilegiados en la política y en los aparatos de gobierno. Tampoco en sus economías.
Y solito se dejó ver en la Juramentación del alcalde de Lima. Un Cardenal disparado de ese muro de fusilamiento contra la apertura de pensamiento que es el Opus Dei, nos lleva a preguntarnos ¿qué tiene qué hacer la Iglesia con la Municipalidad? ¿qué representa Cipriani para que le den un lugar tan importante en el podio edil, incluso a la altura de Presidente de la República (también presente en el acto). Solo la gente con intereses lo sabe.
Y es que Cipriani es un político hambriento disfrazado de Cardenal, es la diáspora derecha reaccionaria y bruta, el ejército de los altuves y reyes, los enjambres pepecés, el concentrado fujimorismo y sus miles de reporteros, y las lentejas de la mona andantes en babosas, y la del aprismo más delincuente. Por eso es que es tan importante Cipriani para Castañeda, you got it?
Yendo a más, no entiendo la eliminación de los impuestos a una organización con un tipo de creencia, que por diferencia y privilegios frente a otras de su misma clase, solita se falta el respeto.
No entiendo por qué los congresistas deben jurar ante la Biblia, cuando muchos no tiene la misma creencia y quizá por eso la corrupción los trasciende.
No entiendo por qué hay horas en la educación pública sobre un tema y creencia impuesta, que se llama Religión, en vez de asignarlas a Espiritualidad, meditación, artes marciales, poesía, terapia ¡Y todavía reúnen firmas para aumentar horas!
Le aconsejamos a Cipriani que se dedique a crear un departamento de la Sensatez en su parroquia próxima. Queremos un Ministerio de la Laicidad (uno de ficción, pero con mejores resultados de igualdad que uno de La Familia ¿católica?). Uno que ponga a su sitio a los jerarcas peruchos de la iglesia, priorizando la constitución, la democracia, y separar en la práctica leyes y religión. Un Ministerio de Laicidad, para recordarle a todos los peruanos que bajo la ley, un testigo de Jehová, un evangélico, un católico, un haren krisna, un musulmán, un ateo, un agnóstico, no tienen un pedestal por encima del otro. Un Ministerio de la Laicidad es una sensata forma de vivir en bella igualdad.