La polémica estaba servida el pasado 9 de agosto, tras las declaraciones del ministro de justicia sobre la intención del gobierno de introducir en su proyecto de nueva ley orgánica de libertad religiosa la retirada de los símbolos religiosos de los centros de enseñanza públicos.
La noticia puede ser grata en batallas puntuales, como la sostenida hasta ahora por la Asociación Escuela Laica de Valladolid en el caso de colegio público “Macías Picavea”. Y ello supone una conquista que no puede dejar de alegrarnos.
Estas pequeñas alegrías no deben, si embargo, soslayar la reflexión sobre si estos tímidos pasos se dan en la dirección adecuada o, por el contrario, de una manera desviada de nuestro norte que continúa alejándonos de nuestros objetivos.
Como todo lo que viene haciendo el PSOE, la medida es descafeinada y confusa. Por otra parte, la fraseología utilizada por el ministro, por los medios de comunicación y por quienes pretenden rentabilizar estos pasos en el terreno de la religiosidad, como ocurre con el teólogo Tamayo, el eslogan es el de siempre: “alcanzar la igualdad entre religiones en España”. ¿Qué ocurre con las convicciones no religiosas? La confusión es tal que en la noticia sobre el tema aparecida hoy en “El País” se cita al presidente de “Europa Laica” hablando de “libertad religiosa”, cuando en realidad, como acaba de confirmarnos, ha hablado de libertad de conciencia y de convicciones.
Para intentar poner un poco de luz en esta confusión, recordamos la Proposición de Ley hecha desde la asociación “Europa Laica” y ofrecida a las fuerzas políticas progresistas (si las hay), que, frente a las ambigüedades generadas por el PSOE y por los teólogos de toda índole, realmente garantice la libertad de conciencia en España.
PROPOSICIÓN DE LEY ORGÁNICA DE LIBERTAD DE PENSAMIENTO, DE CONCIENCIA, DE RELIGIÓN O DE CONVICCIONES. Puede consultarse en: