El presidente del Gobierno ha pasado de ser un agnóstico declarado y reconocido a no dejar de invocar a Dios en cuanto tiene ocasión. Si no creyera que es una impostura irónica pensaría que se trata de la insistencia furiosa del converso.
Pero no, va a ser que no. Zapatero no se ha convertido, al menos que se sepa.
invitado al Desayuno de Oración de Washington, y allí en su plegaria tuvo que hacer equilibrios para rezar sin hablar de (y con) Dios. “Hoy mi plegaria quiere reivindicar igualmente el derecho de cada persona en cualquier lugar del mundo a su autonomía moral, a su propia búsqueda del bien (…) reivindicar la libertad de todos para vivir su propia vida, para vivir con la persona amada y para crear y cuidar a su entorno familiar, mereciendo respeto por ello”, oró Zapatero.
Aquello fue lo menos laico que se conocía del presidente del Gobierno. Hasta ahora.
Todo empezó cuando a Mariano Rajoy se le ocurrió exigir al Gobierno socialista un plan energético «como Dios manda». Inmediatamente Zapatero hizo esta sugerencia al presidente del PP: "Que hable con Dios y nos diga cuál es el plan que hay que hacer».
Poco después, el portavoz del PNV, Josu Erkoreka pedía “una cosa” al presidente del Gobierno en el Pleno del Congreso: “Apostolado, que ejerza el apostolado entre los suyos. Convénzales de que lo que es bueno en Madrid, en Sevilla o en Cataluña es también bueno para las cajas vascas, esa fusión”.
El presidente del Gobierno recibió agradecido el consejo de Erkoreka y se mostró dispuesto a llevar a cabo el oficio de apóstol, aunque advirtió que quizás algunos no lo entendieran demasiado: “Muchas gracias, señor Erkoreka, por su recomendación de ejercer el apostolado. No sé si me vería mucha gente en ese papel, pero sí le quiero decir que yo le puedo aconsejar que dialoguen, que lleguen a acuerdos en el ámbito natural”.
Esta mañana, Zapatero, el laico, ha dado un paso más y ha puesto a Dios como testigo para responder a Mariano Rajoy en la sesión de control. El presidente del PP, cada vez más plano y aburrido en el control al Gobierno de los miércoles (se le ve sobrado con las encuestas), afirmó que con Zapatero “hemos llegado a la situación del freno y marcha atrás” en la economía. “Se necesitan otras políticas que tengan credibilidad y la credibilidad también depende de quién haga esas políticas, otras políticas que generen confianza. Y con franqueza, hoy con usted es imposible generar credibilidad y confianza”.
Zapatero, al que tampoco se le ven muchas ganas de discutir con Rajoy, al menos con cierta tensión, defendió que la renta per cápita de España ha aumentado en relación con Alemania, Francia, Italia y Reino Unido desde 2003 a 2009, y acto seguido ha soltado la perla: “Si esto no es mejorar y acercarnos a la renta per cápita, señor Rajoy, que venga Dios y lo vea”.
La impostura “conversa” de Zapatero se descubrió con la reacción de los diputados socialistas: hubo más risas que aplausos.
