Comentarios del Observatorio
Como bien refleja este artículo, en España sigue vigente el Concordato firmado por Franco y el papa. Los acuerdos de 1976 y 1979 vinieron a sustituir el contenido de este Concordato, pero sin derogarlo completamente.
Simbólicamente es de gran relevancia, y es que pareciera que esa fue la intención dejar simbólicamente sin derogar el título del Concordato y sustituir todo su articulado por los diferentes acuerdos. De esta forma, este fue el procedimiento de la Iglesia para acostarse un día franquista y levantarse democrática al siguiente, cumpliendo en apariencia con la constitución a la vez que sin romper con el franquismo, habiendo sido antes de la aprobación de la propia constitución cuando se negociaron los acuerdos.
Los Acuerdos de 1976 y 1979 que rigen las relaciones con el Vaticano, una «revisión» del pacto bilateral de 1953, conservan la esencia de numerosos privilegios concedidos por la dictadura a la jerarquía católica
La Iglesia mantiene un estatus fiscal y educativo emparentado con el nacionalcatólico, con las salvedades obligadas en una democracia con libertad religiosa, y alejado del que estableció la Constitución republicana
A los Acuerdos con la Santa Sede de 1976 y 1979, los que hoy rigen las relaciones de España con la Iglesia, muchos los llaman «el Concordato». Es incorrecto, como llamar «Carta Magna» a la Constitución de 1978. Pero no puede decirse que sea un error sin fundamento. El análisis de la letra y la aplicación de los Acuerdos del 76-79 prueba que el Concordato de 1953, el pacto de fuego nacionalcatólico que proporcionó a Franco un colosal éxito diplomático, sigue vivo en el año de su 70º aniversario.