La macrobeatificación de Tarragona reabre el debate sobre la asunción de responsabilidades
"No busquemos la culpa o la responsabilidad de los demás, sino cada cual la propia", escribió el cardenal Vidal i Barraquer en 1937, en su exilio huyendo de los anarquistas y del que Franco no le permitiría volver. En el revuelo en torno a la beatificación de 522 mártires del siglo XX –de la guerra civil, excepto dos– del domingo en Tarragona, un acto de perdón y reconciliación según sus impulsores, no faltan voces que reclaman que también la Iglesia se disculpe por su apoyo a la rebelión militar y al régimen franquista. Y algunas de ellas, más o menos contundentes, con más o menos matices, surgen de la propia Iglesia catalana.
"Claro que sería bueno pedir perdón. Hicimos cosas mal durante la guerra y después. Hay que apostar por la memoria y la reconciliación", dice Norbert Miracle, vicesecretario de la Conferencia Episcopal Tarraconense, integrada por las 10 diócesis catalanas.
"Ante la historia, una palabra de reconocimiento de las propias debilidades y carencias, de los errores, está claro que es justa y necesaria. Y esta beatificación sería un buen momento para ofrecer y pedir perdón", sostiene Armand Puig, decano de la Facultat de Teologia de Catalunya.
"Nunca se equivoca quien está al lado de todas las víctimas sin excepción, no solo de las propias. Los mártires murieron perdonando. No puede ser que sus sucesores no reconozcan sus culpas", afirma Lluís Serra, marista como 68 de los beatos y secretario general de la Unió de Religiosos de Catalunya.
Trabajos de acondicionamiento del complejo educativo de Tarragona para la macrobeatificación del domingo. JOAN REVILLAS
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