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Vientos de divorcio entre la Iglesia y la disidencia en Cuba

El cardenal cubano Jaime Ortega despertó las iras de los grupos anticastristas de dentro y fuera de Cuba a raíz de una conferencia realizada en la Universidad de Harvard, donde criticó a los disidentes que ocuparon iglesias antes de la llegada del Papa, en marzo de este año.

En un editorial publicado en la página de Internet de Radio y TV Martí perteneciente al gobierno de EE.UU. se llegó a calificar de "lacaya" la actitud del máximo representante de la Iglesia Católica cubana, acusándolo además de carecer de comprensión y piedad para entender la realidad humana.

Según el sitio web, el cardenal atacó a la disidencia, difamó al fallecido obispo del exilio, monseñor Román y mantiene un "contubernio político" con Raúl Castro. Mientras, los opositores internos aseguran que el prelado y otros "funcionarios de la iglesia son simpatizantes del gobierno".

Orlando Márquez, vocero de prensa del arzobispado en Cuba, aseguró a BBC Mundo que lo dicho en la conferencia del cardenal Jaime Ortega fue sacado de contexto e inmediatamente nos entregó una transcripción de la conferencia para que pudiéramos entender el sentido de sus palabras.

Las críticas del cardenal

Poco antes de la llegada del Papa a Cuba en marzo de este año, el Partido Republicano –un grupo prácticamente desconocido hasta ese
momento- se toma siete iglesias a lo largo de toda la isla, reclamando libertades políticas y también ser recibidos por Benedicto XVI.

Todos fueron desalojados. En La Habana se necesitaron fuerzas del orden público, solicitadas por el propio cardenal Ortega, quien calificó a estas personas como "antiguos delincuentes", afirmando que uno fue preso por exhibicionismo y otro era exconvicto en EE.UU. y más tarde deportado a Cuba.

Aseguró el prelado en Harvard que la ocupación de los templos "fue organizada por un grupo desde Miami" y que los disidentes recibían las órdenes por "celulares de última generación". Desde la provincia de Pinar del Río, fuentes opositoras le confirmaron que "nos han pedido que ocupemos la Catedral".

Sin embargo, finalmente matiza su valoración sosteniendo que "hay unos grupos que dañan mucho a cualquier tipo de oposición o disidencia, que se han ido creando hasta un número indeterminado y esos grupos buscan muchas veces poder abandonar el país, tener una condición de refugiados, etc.".

La respuesta disidente

BBC Mundo conversó Vladimir Calderón, el líder del grupo disidente que dirigió la ocupación en La Habana. Nos aseguró que ninguno de ellos tiene antecedentes penales, salvo Carlos López, quien estuvo seis años preso en EE.UU. y cumplió condena en Cuba por robar un motor para una salida ilegal.

Agregó el disidente que tampoco es cierto que tengan bajo nivel cultural, como dijo el cardenal en Harvard. Nos mostró su título de arquitecto y aseguró que el promedio de escolaridad entre los ocupantes era de 12 grados, aunque reconoció que ninguno de ellos tiene trabajo en la actualidad.

Calderón cree que "el cardenal puede ser un simpatizante de la política del régimen y de unas reformas, que el propio Ortega llama pacientes y constructivas. No es la Iglesia la que toma esta postura sino algunos de sus funcionarios. Yo respeto a cada cual pero creo que no deberían apasionarse tanto".

Recuerda el opositor que "durante la ocupación de la iglesia, el canciller Monseñor Raúl Suarez Porcari, nos dijo que los templos no se podían usar como trincheras políticas y que el Papa no venía a hablar de política. Sin embargo, el mismo después propició dos encuentros con Raúl y uno con Fidel".

"El otro partido"

Según el disidente católico, Osvaldo Payá, en la cúpula de la Iglesia "hay una politización de algunos sectores o de personas siguiendo la línea del cardenal" y agrega que "es una doctrina que establece que Raúl Castro es el único que puede promover los cambios y que la oposición no existe".

El dirigente del Movimiento Cristiano Liberación sostiene que ese sector de la iglesia "se está comportando como ‘el otro partido’ e igual que el Partido Comunista actúa sin transparencia y excluyendo. La imagen que estamos dando es la de una iglesia que quiere ser protagonista sustituta de la oposición".

Durante décadas la disidencia encontró en la Iglesia un aliado político, el opositor Dagoberto Valdés dirigía "Vitral", la principal revista católica, y en no pocos sermones los obispos criticaban abiertamente al gobierno. Sin embargo, desde el ascenso de Raúl Castro las relaciones mejoraron sustancialmente.

El presidente y el cardenal iniciaron un diálogo que minimizó las críticas del clero y devino en una mayor apertura social para la Iglesia. Más tarde Ortega solicita a Castro la liberación de los detenidos políticos enfermos y este le responde excarcelando a todos los prisioneros de conciencia y a 3.000 presos comunes.

Ahora la Iglesia parece abocada a convertirse en un puente entre el gobierno y el exilio para trabajar juntos en la promoción de reformas que les permitan invertir en Cuba.

Ya se produjeron varias reuniones y, aunque todavía tienen un carácter "académico", avanza con rapidez.

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