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Unas obras en la Explanada de las Mezquitas desatan la ira árabe

El Gobierno israelí pretende construir un nuevo puente de acceso al recinto

Los planes del Gobierno israelí de construir un puente de acceso a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, el tercero de los lugares santos del islam, dispararon ayer una oleada de protestas y amenazas por parte de varios movimientos islamistas y también de algunos países árabes.
El Gobierno israelí quiere reemplazar la actual pasarela de madera, erigida en el 2004 después de que un seísmo destruyera la rampa original, por la que acceden al complejo sagrado los turistas y los ciudadanos judíos. Las autoridades hebreas negaron que las excavaciones en curso puedan dañar los cimientos del santuario o de cualquiera de sus estructuras, como la mezquita de Al Aqsa o la mezquita de la Roca.

'PELIGROSA ESCALADA'
Pero la ira ha empezado a propagarse. Incluso el siempre comedido rey jordano, Abdalá II, se refirió a las obras como una "violación inaceptable" que conduce a una "peligrosa escalada".
Más amenazante fue el flamígero líder del Movimiento Islámico de Israel, Raed Salá, que llamó a "un levantamiento del pueblo islámico", o lo que es lo mismo, una nueva Intifada. La última estalló en este mismo lugar en el 2000, tras la visita del exprimer ministro israelí Ariel Sharon, a la Explanada de las Mezquitas. Para el judaísmo esta es la sede del Monte del Templo, el más sagrado de sus lugares santos. Algunas sectas judías extremistas incluso han amenazado en el pasado con volar las mezquitas para reconstruir el templo de Salomón.
Este cúmulo de sensibilidades desató ayer los primeros disturbios. Varias decenas de jóvenes palestinos lanzaron piedras contra la policía israelí, que desplegó un dispositivo de seguridad de 2.000 agentes en la ciudad vieja. Además, prohibió a turistas y ciudadanos judíos el acceso a las mezquitas, vetada también a todos los palestinos menores de 45 años. Para los próximos días se han anunciado movilizaciones para detener las obras.
Mientras, en La Meca, en Arabia Saudí, los líderes de Hamás, Jaled Meshal, y de Fatá, el presidente Mahmud Abbas (alias Abú Mazen), retomaron ayer las negociaciones interrumpidas en Damasco para formar un Gobierno palestino de unidad nacional que acabe con la violencia. La novedad, esta vez, es el optimismo mostrado por ambas formaciones palestinas. Son conscientes de que la partida se acaba. Todo o nada. Un acuerdo o el vacío.

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