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Una senadora belga lucha para prohibir los certificados médicos de virginidad

Cada año cientos de chicas en Bélgica recurren a sus médicos para obtener un certificado de virginidad y otro número elevado de jóvenes se somete a una intervención quirúrgica para la reconstrucción del himen.

La enorme presión familiar y religiosa, en especial en la comunidad musulmana, fuerza a este comportamiento para poder demostrar ante la familia, el futuro marido, la futura familia política o la autoridad religiosa que no se han mantenido relaciones sexuales antes del matrimonio. De este modo, estas muchachas intentan evitar el deshonor, la exclusión social e incluso la muerte.
En Bélgica, y en otros muchos países, impera una ley del silencio que se aplica a estos temas para evitar admitir que existen, porque esas presiones familiares y religiosas, que llegan hasta los crímenes de honor, violan los derechos fundamentales y los principios legales de los países europeos.

Promover el debate
Para romper esta ley del silencio, la senadora liberal belga Christine Defraigne acaba de presentar una proposición de ley para prohibir a los médicos expedir esos certificados de virginidad. "No se puede dejar que esta cuestión siga en silencio. Hay que promover un debate y hablar de este tema con total transparencia", declara a este diario Defraigne en su bufete de abogados en Lieja. "Todos los derechos y principios por los que hemos luchado están en proceso de deshacerse por aceptar esas presiones de las comunidades religiosas. Hay que reafirmar los principios y valores fundamentales de nuestro estado", añade Defraigne.
Líder del grupo liberal francófono en el Senado y parlamentaria desde 1999, Defraigne fue la promotora durante la pasada legislatura de la nueva ley belga sobre la reproducción médica asistida y su labor política ha estado vinculada a cuestiones de bioética. "Esta iniciativa no es un combate feminista, sino un combate humanista", subraya la senadora.

Principios pisoteados
"La exigencia del certificado de virginidad ridiculiza los principios fundamentales de nuestra sociedad europea. Es contrario al principio de libertad individual y al principio de libre disposición del propio cuerpo", argumenta Defraigne. "También es contrario al principio de igualdad entre hombres y mujeres, porque solo las mujeres son obligadas a mantenerse vírgenes antes del matrimonio. A los hombres no se les exige nada", añade. Esa exigencia, prosigue, es contraria asimismo "a los principios de respeto a la integridad física y de respeto a la vida privada"..
Los médicos belgas son poco favorables u hostiles a esta propuesta de ley. La Asociación de Ginecólogos belgas estima que esos certificados de virginidad sirven ante todo para proteger a las mujeres, para evitarles la repudiación y hasta salvarles la vida. Saida, una joven belga de origen paquistaní de 20 años, ha sido la última víctima conocida de los crímenes de honor en el país. Fue asesinada el pasado 22 de octubre por su hermano Mudusar por negarse a aceptar un matrimonio pactado por su familia. Su padre, Tarik Mahmud Cheij, esta encarcelado acusado de instigar el asesinato, mientras que la policía aún no ha logrado detener al hermano fugitivo.

Vuelta al oscurantismo
Defraigne rechaza las argumentaciones de los médicos. "¿Es que debemos aceptar vivir bajo un régimen de terror? Si aceptamos esas presiones, esas imposiciones religiosas, aceptaremos una regresión hacia el oscurantismo", replica.
"En lugar de plegarse a las exigencias de ese régimen de terror, hay que proteger a esas jóvenes con nuestro sistema legal y de orden público", recomienda Defraigne. La senadora sostiene que, en vez de ceder a la presión de las autoridades religiosas, el estado debe presionar al consejo de la comunidad musulmana para que respete los derechos y libertades garantizados por la legislación belga. Defraigne considera que "si los certificados de virginidad son declarados ilegales ya no se producirá esa demanda". "Lo que está en juego son nuestros valores y libertades. No podemos aceptar que en nombre de una religión se pretendan pisar derechos fundamentales", insiste.

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