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Una ola de violencia yihadista golpea la península del Sinaí

La zona es refugio de una nebulosa de grupos armados radicales vinculados a Al Qaeda

Los temores a que el derrocamiento del presidente egipcio Mohamed Morsi suscitara una reacción inmediata y especialmente violenta por parte de grupos islamistas radicales se han cumplido un par de días después del golpe de Estado. Cinco policías apostados ante un edificio gubernamental de El Arish resultaron muertos este viernes por el ataque de dos hombres armados que circulaban en una motocicleta y tras perpetrar el atentado se dieron a la fuga. Fue el más grave de una serie de incidentes ocurridos hoy en la Península, un vasto territorio desértico que se ha convertido en un refugio para militantes yihadistas desde la revolución egipcia que defenestró a Hosni Mubarak en 2011.

Horas antes había muerto un soldado como consecuencia de un ataque contra un puesto de control del Ejército cerca de la aldea de Al Gura. Los asaltantes, muy bien armados, utilizaron proyectiles y metralletas. Sin embargo, los militares pudieron repeler el ataque. Además, a lo largo del día de ayer se produjeron incidentes similares en un puesto del Ejército, así como en una comisaría de policía y en el aeropuerto de la ciudad de El Arish, que sirve también de base para las Fuerzas Aéreas egipcias.

Aunque los ataques no han sido reivindicados, los expertos en seguridad los atribuyen a alguno de los grupos que forman la confusa nebulosa de pequeñas organizaciones yihadistas presentes en el Sinaí, y que mantienen conexiones con Al Qaeda. Las más activas y peligrosas son Al Yihad u al Tauhid, Ansar al Yihad y Al Salafiya al Yihadiya. Su acción más espectacular fue el ataque que en agosto del año pasado se cobró la vida de 16 soldados egipcios.

Las unidades del Ejército desplegadas en el Sinaí y en el canal de Suez se encuentran en estado de alerta máxima. Además, las autoridades militares han cerrado el paso de Rafá que conecta Egipto con Gaza. “La decisión se ha tomado en vista de la situación de seguridad… Las autoridades egipcias nos han dicho que el cierre es indefinido”, declaró a la agencia de noticias oficial Mena Maher Abu Sabha, responsable del puesto fronterizo en el lado palestino. Los servicios de inteligencia egipcios sospechan que algunos de los ataques de los últimos dos años en el Sinaí han sido perpetrados por militantes provenientes de Gaza.

El dirigente de los Hermanos Musulmanes Mohamed el Beltagy ya había advertido el jueves de la posibilidad de un probable estallido de violencia como consecuencia del golpe de Estado. “Los Hermanos Musulmanes vamos a mantener una actitud pacífica, pero sabemos que hay algunos grupos que se han mostrado dispuestos a recurrir a la violencia”, reiteró ayer a EL PAÍS, si bien no quiso precisar si se refería a algún grupo en concreto.

A pesar de que algunos observadores han alertado de una posible una guerra civil, citando el ejemplo de Argelia, la mayoría de expertos en grupos islamistas niega esta posibilidad. “Es posible que algunos grupos cometan atentados, pero no tienen capacidad para montar una campaña a gran escala. Tan solo tienen implantación en el Sinaí”, sostiene el analista Nashat al Dihy. “Tras la revolución, se puso en libertad a personas con un pasado yihadista. Pero su capacidad de acción es limitada, porque los servicios de inteligencia los tienen bien controlados”, añade. Uno de los exyihadistas ahora en libertad es Mohamed al Zawahiri, hermano del líder de Al Qaeda Aymán al Zawahiri.

A diferencia del caso tunecino, en Egipto la mayoría de grupos salafistas, una rama ultraconservadora del islam, se han integrado en la escena política del país tras el proceso de liberalización iniciado con la caída de Mubarak. De hecho, varios de ellos tenían representación en el Parlamento, disuelto por un fallo judicial. El más importante, el partido Nur, mantiene unas relaciones conflictivas con los Hermanos Musulmanes, e incluso se sumó a la petición de elecciones anticipadas realizada por la oposición laica.

El resto de movimientos salafistas con presencia en las instituciones, como Asala o Watan, han apoyado a Morsi en su pulso con el Ejército. Sin embargo, al igual que los Hermanos Musulmanes, han instado a sus militantes y simpatizantes a salir a la calle, pero siempre con una actitud pacífica. Esta ha sido también la posición del Partido de la Construcción y el Desarrollo, el brazo político de la Gamá Islamiya. Antes de abandonar la lucha armada a principios de la pasada década, este grupo terrorista alentó una insurgencia contra el régimen de Mubarak que incluyó algunos atentados espectaculares, como el que segó la vida de 58 turistas en Luxor en 1997.

Los pasos de la intervención militar

» Domingo 30 de junio. En el primer aniversario de la llegada de Morsi al poder, cientos de miles de personas se lanzan a la calle para protestar y pedir la dimisión del presidente.

» Lunes 1 de julio. El comandante en jefe del Ejército y ministro de Defensa, general Abdel Fatah al Sisi, da a Morsi y su Gobierno un ultimátum de 48 horas para que cumplan las demandas de la oposición y abran un proceso de negociación nacional. De lo contrario, los militares aplicarán “una hoja de ruta del futuro”.

» Martes 2 de julio. En un discurso televisado, Morsi dice que la búsqueda de consenso no ha funcionado y que está dispuesto a derramar su sangre para defender su legitimidad.

» Miércoles 3 de julio. El Ejército se despliega por todo el país, retiene al presidente, ordena el arresto de 300 miembros de la Hermandad y cierra varios canales de televisión islamistas. Al Sisi anuncia que se formará un Gobierno de transición integrado por tecnócratas, cuyo presidente será el jefe del Tribunal Constitucional, Adli Mansur, hasta la celebración de nuevas elecciones. Los militares también suspenden la Constitución aprobada por los islamistas y disuelven el Parlamento. La plaza de Tahrir estalla en una celebración. En un comunicado, Morsi denuncia el golpe de Estado y pide a sus partidarios que eviten un baño de sangre. Los enfrentamientos que se produjeron tras la intervención militar causan al menos 14 muertos.

» Jueves 4 de julio. Adli Mansur jura como presidente. Al menos 20 miembros de la Hermandad son detenidos o puestos en arresto domiciliario. La cúpula del partido convoca una jornada de protestas.

» Viernes 5 de julio. Cientos de miles de manifestantes salen a las calles de El Cairo para apoyar a Morsi. Al menos cinco personas mueren en un enfrentamiento ante el cuartel de la Guardia Republicana, donde se encuentra detenido el presidente derrocado. Los responsables militares firman el decreto de disolución de la Cámara Alta (la Cámara Baja permanecía cerrada desde el año pasado) y nombran un nuevo responsable de los servicios secretos.

Puesto vigilancia Egipto

Puesto de vigilancia egipcio en el paso de Rafá, visto desde Gaza. / SAID KHATIB (AFP)

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