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Una comisión jurídica frena la ley de Uganda contra los homosexuales

El drástico proyecto de ley contra la homosexualidad en Uganda, que en algunas instancias castigaba a los gays y lesbianas con la pena de muerte, ha sufrido un serio revés después que una comisión jurídica encargada de revisar el proyecto recomendara retirarlo del Parlamento. El destino de la polémica legislación depende ahora del equilibrio entre las dos grandes fuerzas que están a favor o en contra de la normativa.

La legislación ugandesa contra los homosexuales provocó un revuelo internacional cuando fue presentada ante el Parlamento en octubre de 2009. Además de ejecuciones, amenazaba con largas sentencias de cárcel para cualquier persona, incluyendo a los familiares, que no denunciaran a homosexuales.

El proyecto fue presentado por el diputado David Bahati, miembro del partido del presidente Yoweri Museveni, el Movimiento de Resistencia Nacional. La normativa contaba con el respaldo de influyentes ministros evangélicos, algunos de los cuales tienen vinculaciones o reciben fondos de pastores de EEUU.

Al principio, parecía casi segura su promulgación, reforzada con manifestaciones en las calles de Kampala. Sin embargo, el repudio internacional, las críticas de los grupos de derechos humanos y las objeciones de importantes países ‘mecenas’ como Suecia, llevaron al Gobierno de Kampala a mostrarse un poco más cauteloso con la norma. A mediados de enero, Museveni emitió una declaración en la que se distanciaba de la iniciativa y nombraba una comisión para revisar el proyecto.

El 7 de mayo, dicha comisión recomendó retirar la propuesta de ley. El informe de la comisión determinó que la ley tenía “problemas técnicos de forma y contenido” y que muchas de sus cláusulas eran inconstitucionales o redundantes con la normativa existente. Más aún, la comisión recomendó desviar la atención negativa hacia la norma, modificar su título y unificarlo con la norma existente, la ley de delitos sexuales.

Sólo la cláusula 13 de la ley antigay –que hace referencia a la promoción de la homosexualidad – “tenía méritos para ser considerada”, señala el informe. La comisión también sugirió que las “provisiones útiles de la norma” se incorporaran en la actual ley de delitos sexuales. También estuvo de acuerdo en penalizar la promoción de la homosexualidad.

Algunos ugandeses se oponen tajantemente a la ley. Ese es el caso del reverendo Mark Kiyimba, de la Iglesia Universal Unitaria de Uganda, que se declara bisexual. “Si bien el comité ha hecho sus recomendaciones, el proyecto sigue siendo una iniciativa de un miembro del Parlamento y puede ser aprobada en su forma original”, afirma Kiyimba. “A menos que usted me diga que Bahati [su promotor] ha cambiado de parecer y se opone a ella, si no la ley aún puede ser aprobada”.

Los detractores de la ley advierten que las recomendaciones de la comisión y diversos aspectos de la normativa podrían finalmente ser aprobados de manera casi encubierta. El apoyo a la iniciativa provino de líderes respetados como el Kabaka de Buganda y el rey más joven del mundo, Oyo de Tooro, que también se manifestó a favor.

Los líderes instaron al parlamento ugandés a aprobar la ley para salvaguardar los valores y tradiciones del país. Bajo la organización paraguas, el Foro de Reyes y Líderes Culturales de Uganda, expresaron su disgusto por la forma en que los países occidentales habían presionado al Gobierno para desestimar la ley antigay. “Nos dimos cuenta, alarmados, cómo los gobiernos occidentales y sus agencias presionaban por la legitimación de la homosexualidad, que para nosotros no es un derecho humano, sino un pecado”, afirmaban los líderes en una declaración.

También opinó Lou Engle, un pastor evangélico de EEUU, fundador del movimiento juvenil cristiano La Llamada. Inicialmente Engle emitió un comunicado en el que se distanciaba de la iniciativa. “No vemos que se refleje el carácter de Cristo en algunos aspectos del lenguaje del actual proyecto de ley”, expresó Engle. “Por lo tanto, La Llamada, que sigue presente en Uganda, no promoverá esta iniciativa”.

Sin embargo, Engle envió un mensaje diferente cuando visitó Kampala y habló en un encuentro religioso en la Universidad de Makerere. Ante unas 500 personas, señaló que no había querido involucrarse en el tema de los derechos de los homosexuales. “No sabíamos que nos veríamos envueltos en semejante polémica”, afirma. “Cuando me reuní con los pastores, me di cuenta que era una controversia que ellos no habían buscado”.

Sin embargo, los asistentes a la conferencia de Engle interpretaron sus palabras como un apoyo tácito a la ley antigay, e interrumpieron sus palabras con gritos de “aleluya”.

“Lo que descubrí es que las ONG, Naciones Unidas y Unicef venían a promover la idea de que la iglesia de Uganda no quería estar en este país”, afirma Engle. “Por eso hemos venido aquí para unirnos a vosotros y rezar para que el gobierno tenga la sabiduría de conservar lo que es correcto en esta tierra”. Engle dijo que Uganda estaba en el centro de una batalla mundial sobre la homosexualidad.

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