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Un privilegio anacrónico en Argentina: para ser Gobernador en Catamarca hay que “profesar el culto Católico, Apostólico y Romano”

La posibilidad de que en una eventual reforma de la Constitución provincial se elimine la profesión del culto católico como condición indispensable para ejercer el cargo de Gobernador provocó el rechazo del obispo Luis Urbanc, quien convocó a la grey católica a cesar en su condición de “pechito frío” para defender la fe. La postura no llamó tanto la atención como la energía y el tono empleados para exponerla, en oposición a unas mesuradas manifestaciones de la gobernadora Lucía Corpacci sugiriendo la conveniencia de erradicar el requisito. El pronunciamiento de la Jefa de Estado ha de haber convencido al Jefe de la Iglesia de que la propuesta, lejos del mero devaneo polémico, podría materializarse, convicción que lo decidió a su vez a ponerse al frente de la cruzada.
Lo que enfurece al Obispo es que se pretenda revisar el inciso 2 del artículo 131 de la Constitución, en el que se establece que el Gobernador deberá “profesar el culto Católico, Apostólico y Romano”. Esto restringe de modo imperativo el acceso al puesto del resto de los cultos y de quienes prefieren no ejercitar culto alguno. La Constitución de Catamarca, de tal manera, institucionaliza la existencia de ciudadanos de segundo orden: están los católicos, apostólicos y romanos, que pueden ser gobernadores, y están los que no son católicos, apostólicos y romanos, que no pueden serlo. Los católicos, apostólicos y romanos son por tanto privilegiados. Las alusiones del señor obispo a la mayoría aplastante de católicos, apostólicos y romanos que habría en Catamarca no son procedentes. Si el culto religioso llegara a convertirse en conflicto central para el electorado, éste podrá resolverlo a través del voto sin necesidad de tutelajes ni imposiciones constitucionales. Llegado el caso, obispos y curas podrían incluso hacer campaña en contra de un hipotético candidato a la Gobernación judío, puesto que ninguna ley se los impide.
Pero lo más reprochable de las expresiones de Urbanc no es la defensa de un privilegio evidente, sino la deliberada inducción a confundir el culto religioso con altas cualidades morales, como si la condición de católico fuera garantía de idoneidad ética. Podría acá reseñarse fácilmente acciones, defecciones y complicidades de la Iglesia Católica reñidas con cualquier criterio de humanidad y honestidad, pero alcanza señalar que no se le han escuchado al Obispo declaraciones tan estentóreas como estas últimas, ni llamados tan nítidos a la reacción popular, cuando de atacar corruptelas, usura, trata de personas, tráfico de drogas o, particularmente, abusos sexuales se trata. Dentro de ese 98% de católicos y devotos de la Virgen del Valle que hay en Catamarca según él, se amparan corruptos, proxenetas, narcotraficantes, usureros, violadores y otras nefastas plagas, que contribuyen a una pobreza endémica mucho más agraviante de lo que podría ser un musulmán en el Sillón de Avellaneda y Tula. Sin embargo, para Urbanc el catolicismo resulta la virtud cardinal.
La condición de católico, apostólico y romano se acredita con mucha mayor facilidad que la idoneidad para el ejercicio del Gobierno. Le basta a cualquier malandra impune con pasar por la pila de bautismo y cumplir algunos rituales para estar en ventaja frente al más virtuoso de los ciudadanos que no se someta a idénticas ceremonias. Para el Obispo, son más significativos los protocolos exigidos por el catolicismo que la esencia. Más aún: los protocolos “son”, conforme a su prédica, la esencia. Colocar las formas por encima de lo medular es típico de una conducta, cuyo rango constitucional la Iglesia aspira a mantener, que Cristo identificó con la de los “sepulcros blanqueados por fuera y podridos por dentro”.


Redacción literal de la Constitución Provincial de Catamarca (Argentina)
Art. 131. – Para ser elegido Gobernador o Vice-Gobernador se requiere:
1. – Ser ciudadano argentino, nativo o por opción.
2. – Profesar el culto Católico Apostólico Romano.
3. – Haber cumplido 30 años de edad.
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