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Un marista denunciado por abusos en Pamplona siguió de profesor durante décadas en colegios de Burgos

Víctimas de abusos de menores en colegios religiosos de Navarra, que se han unido en una asociación parar denunciar los casos.

En Navarra le acusaron cuatro alumnos en 1968, pero dejó la congregación, cambió de ciudad y dio clases en los jesuitas hasta 2005

El colegio de los maristas de Pamplona ha admitido a este periódico que en 1968 la dirección del centro tuvo conocimiento de acusaciones de abusos contra uno de los hermanos, Braulio V.A., de al menos cuatro alumnos, y tuvo que abandonar la orden. Así consta en un documento que ha hallado en los archivos la investigación interna abierta en los maristas tras la denuncia de dos víctimas en la prensa en las últimas semanas. Se trata de una carta en la que el provincial de la zona norte de los maristas instaba al superior general en Roma a aceptar la dispensa de los votos, solicitada por el acusado, por “mala praxis y mala conducta con menores y con reiteración”, según confirma el actual director del centro, Alberto Burguete. Es decir, Braulio V.A. dejó los maristas en noviembre de 1968, pero la orden lo encubrió: no consta que lo denunciara a las autoridades ni se abriera un proceso canónico y se despreocupó de su destino posterior. Es más, todavía hoy el centro asegura que no sabe qué hizo después. En realidad, EL PAÍS ha comprobado que este profesor se trasladó a Burgos, su lugar de origen, y continuó como docente seglar en otros colegios. Al menos en los jesuitas de esta ciudad, donde trabajó de 1987 a 2005 y se jubiló, según ha confirmado la orden. La Compañía asegura que no constan quejas ni siquiera rumores sobre él en ese periodo.

Se trata de una modalidad inédita en los casos conocidos hasta ahora en España: un acusado de abusos que, una vez descubierto y tras salir impune, no solo cambia de ciudad, sino incluso de orden religiosa, aunque en este caso como seglar. Braulio V.A. estuvo en los maristas de Pamplona de 1963  a 1968, de los 23 a los 28 años, así que en realidad luego desarrolló toda su carrera en Burgos y ahora tiene 80 años. El director de los maristas de Pamplona en aquella época, José Félix Arnáiz, fallecido en 2014, recabó entonces el testimonio de cuatro víctimas y 12 alumnos más que testificaron sobre las prácticas del religioso. Andoni, de 66 años, nombre ficticio de una de las victimas que habló con EL PAÍS, contó que fue uno de los tres hermanos maristas que abusaron de él e incluso le llamaban a casa en vacaciones con cualquier excusa para que sus padres le mandaran al centro. Este religioso hacía tocamientos a los escolares en clase, delante de todos, y en el cine del colegio. Uno de los denunciantes contó sus recuerdos a Diario de Noticias el pasado mes de mayo, cuando fue a decírselo al director, con once años, junto a otros niños: “Pensamos que si lo hacía una vez, lo podía hacer más veces. Hubo una temporada en que era uno de los tutores de párvulos. Recuerdo ver cómo aquel hombre llevaba a niños de unos cuatro años al baño y solo podía pensar en qué les haría a ellos si ya había tocado a un chico más mayor”. Tras saber ahora, por fin, sus apellidos y buscarle en Internet,  Andoni y otras víctimas han sufrido un gran impacto al volver a ver fotos con la cara de su abusador, medio siglo después: “Ha sido muy fuerte revivir todo, y pensar que sigue por ahí tan tranquilo después de destrozarnos la vida y, lo que es peor, que ha seguido dando clases a niños”.

“Se actuó mal, de forma insuficiente, está claro”, reconoce el actual director de los maristas de Pamplona. El pasado lunes tuvo una reunión con una de las víctimas y el presidente de la Asociación de Víctimas de Abusos de Centros Religiosos de Navarra y en ella pudo “pedirle perdón a la cara, escucharle y compartir información para aclarar todos los casos y ayudarles en lo que nos pidan”. “Tenemos una deuda clara con las víctimas, porque no supimos cuidarles en el colegio, y no nos lo perdonaremos nunca”, resume Burguete. La investigación continúa y el centro aún no ha dado información sobre otros tres religiosos acusados de abusos. Los maristas solicitan a todas las posibles víctimas de abusos que se pongan en contacto con ellos, para poder investigar los casos y prestarles la ayuda que sea necesaria.

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