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Un juez condena al Arzobispado a devolver 2,2 millones por incumplir un testamento

José Romero donó dos solares en Gandia y 600.000 euros para construir un templo en el que deberían ser enterrados él y sus padres – En 2006 el arzobispo García-Gasco autorizó la venta de la parcela por 1,6 millones para construir viviendas

El Arzobispado de Valencia tendrá que pagar 2,2 millones de euros, más los intereses que se establezcan, a los sobrinos del gandiense José Pascual Romero Ferrandis, que entre 1983 y 1996, año de su muerte, donó a la Iglesia dos solares en el distrito de Benipeixcar y al menos 600.000 euros para que en ese lugar se construyera un templo parroquial y dependencias para actividades pastorales. En vez de eso, en 1996 el arzobispado vendió el terreno por 1,6 millones de euros a una constructora que levantó un edificio de viviendas.

Una hermana y doce sobrinos de José Pascual Romero interpusieron una demanda civil contra el arzobispado en la que, basándose en el incumplimiento del testamento, solicitaban la revocación de la donación realizada. Una sentencia del juzgado número 7 de Primera Insancia de Valencia del pasado 8 de enero les da la razón en todos los extremos y obliga a retribuir a los herederos del finado el valor de todo lo que cedió para construir la iglesia que nunca fue. Los argumentos de la familia eran claros. La donación de José Romero se efectuó expresamente para erigir el nuevo templo parroquial, y el arzobispado es el único responsable de que no se haya hecho.

En su defensa, el arzobispado alegó falta de legitimación por parte de la hermana y los sobrinos de Romero para reclamar las cantidades y bienes donados, dijo que el testamento no obligaba expresamente a construir el templo y que, en cualquier caso, su petición todavía se podría realizar.

El juez, en cambio, niega la mayor porque, en un documento privado firmado entre José Pascual Romero y el entonces arzobispo Agustín García-Gasco, el cabeza de la Iglesia en Valencia se comprometía a destinar el dinero a construir el edificio parroquial "sobre esos solares, y no en otros", algo que ahora ya resulta imposible porque allí se levanta un bloque de pisos. Más aún, el acuerdo incluía la petición de Romero para que él y sus padres fueran enterrados en el interior del templo, así como que "en ningún caso se permitía a la Archidiócesis la venta de los solares", algo que García-Gasco incumplió. En su alegato, el arzobispado incluso señaló que una reparcelación urbanística llevada a cabo por el Ayuntamiento de Gandia impidió llevar a cabo la voluntad del donante, algo desmentido por un técnico municipal que fue citado para declarar.

La sentencia, que puede ser recurrida, recrimina al Arzobispado de Valencia porque, "al vender la finca donde tenía que ubicarse la parroquia, ha hecho de imposible cumplimiento" la voluntad expresada en el testamento de Romero, dado que "no era voluntad del donante que la parroquia se ubicara en lugar distinto de los terrenos que donó". El fallo impone las costas procesales al arzobispado.
Al tener conocimiento de la sentencia, Levante-EMV pudo hablar ayer con algunos de los sobrinos del donante que vio frustrada su voluntad de construir un templo parroquial en Benipeixcar, pero optaron por no hacer ningún tipo de valoración sobre la misma hasta que no sea firme.

Pese a la contundencia del fallo ya que se desestiman todos sus argumentos, el Arzobispado de Valencia ha mostrado su voluntad de recurrir la sentencia.

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