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Un debate que ya se estrelló contra el muro de PSOE y PP en el Congreso

La Cámara Baja ya votó contra la renegociación de los acuerdos en al menos cinco ocasiones

"El Gobierno no tiene ningún interés en ninguna confrontación". La frase, con fecha 20 de octubre de 2004, y dicha por el entonces flamante presidente José Luis Rodríguez Zapatero, anticipaba (y compendiaba) la política de pax vaticana impuesta por el Gobierno socialista. Aquel día el jefe del Ejecutivo respondía a Gaspar Llamazares (IU), que con ICV, ERC y BNG trabajó de martillo pilón en las dos últimas legislaturas a favor de la revisión de los acuerdos con la Santa Sede de 1979.

El marcador del partido siempre reflejó el mismo tanteo: de un lado, la izquierda minoritaria; de otro, PSOE, PP, CiU y PNV. El resultado se reprodujo al menos cinco veces en el Congreso desde 2004: en tres ocasiones se votó en la primera legislatura de Zapatero sobre la renegociación del Concordato (una en pleno, dos en comisión) y en otras dos entre 2008 y 2011 –una en pleno, y otra en comisión–. En todas ellas, la propuesta de avanzar en la laicidad del Estado se estranguló.

"Seguimos teniendo una relación que tiene más que ver con el Estado nacionalcatólico que con el Estado democrático", lamentaba Llamazares el 3 de febrero de 2009, la última vez en que el Congreso abordó la reforma de los acuerdos de 1979, que la izquierda siempre ha tachado de "preconstitucionales", pues su negociación comenzó en 1976, cuando la aprobación de la Carta Magna quedaba aún lejos.

El PSOE entonces se negó a modificar el Concordato, pues respetaba el marco aconfesional del Estado y porque "la realidad social es cambiante, pero no sustancialmente cambiante", decía la diputada Meritxell Batet. O sea, que los españoles siguen siendo en su mayoría católicos, aunque cada vez menos. Los socialistas se escudaban aún en la aprobación de una nueva Ley de Libertad Religiosa que jamás llegó. El PP condenó la "obsesión" laicista de IU.

CiU mimetizó su postura de mayo de 2008, cuando rechazó en el pleno la propuesta del BNG. Ligó su repudio a una "actitud laicista" del Estado. El PNV reclamó debatir la relación con el Vaticano "con serenidad, sin demagogia" y sin dar "argumentos" a los "sectores más inmovilistas de la Iglesia". También votó en contra. Más extremo, Jorge Fernández Díaz (PP), hoy ministro del Interior, se opuso al "fundamentalismo laicista". El PSOE, en 2008, volvió a esgrimir razones de "oportunidad" y "lógica política", aunque entreabrió la puerta a un retoque del Concordato: "En absoluto estamos cerrados a una revisión", concedió Jesús Quijano.

En 2005, IU e ICV pidieron votación secreta de su moción sobre la financiación de la Iglesia blindada desde 1979. El resultado (32 síes) reveló que además de ERC y BNG, apoyaron el texto algunos diputados socialistas.

"injerencias" inasumibles

Pero hay "privilegios" que no están escritos en el Concordato. Entonces y ahora, la izquierda advierte de que con los obispos no sirve el guante de seda, como cuando en 2006 se les mejoró la financiación. "La Iglesia ha sido uno de los arietes de la derecha más reaccionaria de España contra las políticas del PSOE, y contemporizar con ella no la ha apaciguado. La Iglesia pone la infantería del PP y ahora este le devuelve los favores", comenta Chesús Yuste (CHA). Similar denuncia de la "injerencia" de la cúpula eclesiástica hacen Joan Baldoví (Compromís), Joan Saura (ICV) o Llamazares.

El PSOE no es ajeno. "La Iglesia se ha beneficiado de privilegios. Lo que es inadmisible es que intente imponer su moral al conjunto de los ciudadanos –precisa Antonio Hernando–. Y ahora el PP se ha erigido en el ariete de las tesis de la Iglesia. Y eso es, de nuevo, inadmisible".

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