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Un cura lisboeta se niega a bautizar a niños con el nombre de un árbitro

La pasión por el fútbol parece no tener límites. En Portugal, el deporte nacional se vive con auténtico fervor. A veces, incluso más que en España, aunque parezca difícil de creer.

Hace unas semanas, esa furia desenfrenada por defender los colores de un equipo tocó techo. La victoria del Benfica ante el Sporting de Lisboa en la final de la Copa de la Liga abrió la caja de los truenos debido a un error arbitral. El colegiado Lucílio Baptista señaló un penalti que no existía a favor del Benfica, que empató. Esto obligó a resolver el partido en la tanda de penaltis, lo que dio la victoria al equipo que dirige el español Quique Sánchez Flores.
Durante más de 15 días fue el tema estrella en tertulias, cafés, ascensores y la prensa. Pero el asunto llegó incluso más lejos y en pocos casos la expresión "con la Iglesia hemos topado" podría estar más acertada. El párroco de la iglesia de Rato, un céntrico barrio de Lisboa, anunció en la misa dominical que no bautizaría a ningún niño con el nombre del colegiado del partido.

Sportinguista declarado
El cura Joao José Marques Eleuterio es un sportinguista declarado. Obcecado con la cruel derrota de su equipo, el sacerdote no tuvo mejor idea que anunciar a sus feligreses, en la concurrida misa de doce del domingo, que estaba "enfadado" con el arbitraje del partido. Y añadió: "Mientras sea el responsable de esta parroquia, no tengo intención de bautizar a ningún niño llamado Lucílio; usen para ese propósito los servicios de una parroquia vecina". Después concluyó la eucaristía con un "que el Señor os acompañe".
Sus palabras dejaron perplejos a muchos feligreses, y otros quedaron tan indignados que las divulgaron en internet. A partir de ahí, todo saltó a los medios de comunicación. Aunque la Iglesia no se ha manifestado públicamente sobre esta decisión, algo debió ocurrir porque el cura comenzó a rectificar.

Sorprendido
"Es verdad que soy sportinguista de toda la vida y que hablé, durante la misa, del vergonzoso resultado entre el Benfica y el Sporting", reconoció el párroco, que se mostró sorprendido de la repercusión que sus palabras tuvieron en los medios de comunicación y, aunque sin retractarse del todo, las quiso suavizar. "Fue una broma y los parroquianos ya saben que soy del Sporting", explicó. Y acto seguido garantizó que ningún niño se quedará sin bautizar, aunque matizó: "Si no lo bautizó yo, lo hará otro padre".
El sacerdote admite que, a pesar de su vocación religiosa, no logra "ser indiferente" a lo que le ocurre al club del que es socio y en el que militó durante varios años. "Cuesta mucho perder de la manera en que perdimos el sábado; va a quedar siempre la sospecha de que el árbitro no fue correcto". El cura no esperaba que "el aviso" que hizo al final de la misa levantara tanta polémica. "Fue una broma", insiste. Y añade: "La verdad es que el Sporting está siendo constantemente perjudicado por el arbitraje".
Pero, a pesar de suavizar su anuncio inicial, son muchos los feligreses que siguen indignados. "Esto es lo que faltaba, que el fútbol interfiera en la religión. Cada uno tiene que estar en su lugar, y la vida privada no puede interferir en la profesional", dice Antonio, un sportinguista de 56 años, que admite que el padre Joao Eleuterio siempre bromea con el fútbol, pero cree que "en esta ocasión ha ido demasiado lejos". Opinión que comparte la benfiquista Fátima, su mujer.
Para Ricardo y Zé el asunto no es para tanto. Creen que "no pasa de una broma" y, además, como buenos sportinguistas que son, la decisión les parece "acertada". Teresa y Paula no quieren dar más publicidad al asunto. Además, se preguntan a cuánta gente afectará esa decisión, porque "hoy en día, ¿quién le pone Lucílio a su hijo?".
A favor o en contra, queda claro que los árbitros, además de ser crucificados en la plaza pública, también pueden serlo por la Iglesia.

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