Asóciate
Participa

¿Quieres participar?

Estas son algunas maneras para colaborar con el movimiento laicista:

  1. Difundiendo nuestras campañas.
  2. Asociándote a Europa Laica.
  3. Compartiendo contenido relevante.
  4. Formando parte de la red de observadores.
  5. Colaborando económicamente.

Tres musulmanes explican el significado de la festividad

Khurram Shabbir, en la mezquita Camino de la Paz de Barcelona. ferran nadeu

KHURRAM SHABBIR
ESTUDIANTE ESPAÑOL, 20 AÑOS
"Se trata de conseguir que Dios esté contento contigo"De origen pakistaní, sigue el Ramadán desde que tiene uso de razón. «Se trata de conseguir que Dios esté contento contigo, y el sacrificio es la vía para conseguir ese objetivo», describe con un gran conocimiento de los motivos de su fe.

Si le tocase trabajar en el campo o en la construcción, no lo duda, seguiría sin comer ni beber. Explica que su padre trabaja de cocinero con temperaturas «infernales» y cumple fielmente el ritual durante todo el mes. «Está muy mal visto romper el Ramadán, solo se permite si estás enfermo o de viaje y si comes debes hacerlo a escondidas». Comenta que durante este mes todo es diferente y la rectitud ética debe ser todavía más firme que durante el resto del año, respecto a cuestiones como la mentira o los insultos.

Khurram estudia dirección de empresas en la Universitat de Barcelona y ha vivido siempre con normalidad el Ramadán junto a los otros estudiantes, más allá de algunas bromas.

La recompensa es «cargar batería para otros once meses». Eso y la fiesta de final del Ramadán, que compara con la Navidad. También los «desayunos» nocturnos diarios durante el Ramadán son un acto social en el que participan amigos, vecinos, mezquitas y entidades.

 

Ghani Samri, en la playa de Badalona. josep garcia

GHANI SAMRI
TRANSPORTISTA ARGELINO, 54 AÑOS
"Es una terapia dura, pero luego lo aprecias todo más"

Reconoce que el Ramadán es el precepto musulmán que más sigue. Lo vive como «una terapia, bastante dura los primeros días, en los que estás más nervioso, e incluso sueñas con la comida, hasta que el cuerpo se acostumbra». Un cambio que define como muy saludable para romper la rutina y los hábitos de los once meses anteriores.

Para Ghani, la flexibilidad de horarios para cumplir con el ayuno no es un problema excesivo, porque trabaja como autónomo. Pero cree que queda todavía camino por recorrer y explica por ejemplo que en Francia su hermano puede realizar un horario intensivo para salir de trabajar antes, por la tarde, durante el mes de Ramadán.

Ghani se toma el ayuno de forma desdramatizada. Recuerda que durante el día no está permitido ni hacer el amor, ni dar besos a la pareja, y añade: «Es curioso, porque el ayuno hace que tengas más ganas de estar con una mujer».

El Ramadán en su entorno se ve con normalidad. «Al principio mis vecinos lo veían raro, pero se han ido acostumbrando, y el del bar de la esquina sabe cuándo es Ramadán porque no voy a tomar el café». Tras el mes de ayuno, concluye sonriente, «lo aprecias todo mucho más, hasta el agua tiene sabor».

 

Fahim Uddin, en la Via Laietana de Barcelona. BERTA MATEU

FAHIM UDDIN
EMPLEADO PAQUISTANÍ DEL METRO, 36 AÑOS
"Las empresas deben respetar las tradiciones"

Exhibe orgulloso el pacto por la diversidad que, como jefe del comité de empresa por CCOO, firmó con la empresa de mantenimiento y limpieza del Metro de Barcelona, donde el 35% de los trabajadores son inmigrantes, la mayoría musulmanes. Un acuerdo por el que se adaptan los horarios de los musulmanes durante el Ramadán y cuando se celebra la fiesta del fin del ayuno se procura conceder un día festivo o intercambiarlo por otra jornada laboral.

Fahim lleva frases apuntadas para no olvidarlas durante la entrevista: «Que todas las empresas respeten las tradiciones de otras culturas como respetan la Navidad o la Semana Santa». Pero tiene muy claro que «en la empresa hay que cumplir» aunque se siga el ayuno.

Trabaja durante toda la noche y en el Ramadán adapta la pausa para comer, acercándola al alba en vez de hacerla a las dos de la madrugada. «Cuando empiezas es más duro, pero no solo es algo físico, también es espiritual», dice. «La gente está habituada porque es su obligación, un sacrificio».

Pero a Fahim, como buen sindicalista, le preocupan más otros sacrificios, que también lleva anotados: «Las condiciones de las empleadas del hogar, esto es un problema y no el burka»..

Total
0
Shares
Artículos relacionados
Total
0
Share