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Tamayo defiende la necesidad de un Estado y una sociedad laicos

El teólogo afirma en la UIMP que la resistencia de la jerarquía católica y un sector conservador se debe a que consideran derechos lo que “son privilegios”

El profesor Juan José Tamayo, director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, dio ayer una conferencia en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) bajo el título Laicismo y cristianismo: ¿contencioso histórico?, dentro de unas jornadas sobre laicismo y libertad religiosa que continúan hoy.

Tamayo abordó frente al público asistente el laicismo y la actitud del cristianismo frente a éste desde un punto de vista sociológico, sin implicar a las creencias.

El prestigioso teólogo destacó la "resistencia que ofrecen las instituciones eclesiásticas, especialmente la jerarquía católica y algunos sectores conservadores de esta religión sobre el laicismo y el fenómeno de laicidad de la sociedad, el Estado y sus instituciones".

A Tamayo le sorprende esta actitud por parte de los obispos "porque si fueran fieles a los orígenes del cristianismo tendrían que coincidir" con este fenómeno puesto que se "encuentra en los orígenes del mismo".

El ponente tiene claro que esta resistencia viene dada porque la jerarquía de la Iglesia Católica "defiende como derechos lo que en realidad son privilegios y no quiere renunciar a ellos", como tampoco "quiere perder influencia en la orientación moral y en la educación de las conciencias de los ciudadanos ya que una sociedad pluralista tiene que tener una ética cívica y no religiosa, y no acepta que no puedan intervenir".

Juan José Tamayo explicó también que laicismo "no es ateísmo, ni agnosticismo, ni una persecución contra las creencias, ni la reducción de la fe al ámbito privado. Es un sistema de pensamiento y modelo organizativo de la sociedad. Hace 50 años lo que cohesionaba a los ciudadanos era la religión pero hoy en día, en una sociedad plural religiosa, política y culturalmente es precisamente la categoría de ciudadanos lo que la cohesiona".

El teólogo señaló que el principio "fundamental es la libertad de conciencia" y aclaró que puede "implicar creer o no pero el compromiso de los creyentes con su fe no debe imponerse a los no creyentes, ni el de los no creyentes a los creyentes" porque las creencias "son algo personal e intransferible y no se pueden imponer. Por eso hay una separación entre la religión y el Estado, entre la ética religiosa y la ética cívica".

Tamayo recordó que el cristianismo surgió precisamente como un movimiento laico porque Jesús de Nazaret "no pertenecía a ninguna familia religiosa y no defendió la alianza entre la religión y el poder romano de entonces. Cuando nació no había sacerdotes, ni lugares sagrados. Los creyentes vivían su fe en los espacios públicos sin diferenciarse del resto, si acaso en su entrega a los más necesitados". Además, resaltó que los cristianos "se negaron a conocer al emperador como dios, no le daban culto y por eso se les llamaba ateos".

El teólogo afirmó que el Estado laico "no atenta contra las creencias sino que potencia la igualdad entre ellas, la libertad de expresión y de culto y por eso las religiones deben apoyar la laicidad del Estado y más el cristianismo dado sus orígenes".

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