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Solo el 14% de los cacereños va a misa al menos una vez por semana

Entre los mayores de edad el porcentaje aumenta hasta el 18%, mientras la media nacional es del 24% Las parroquias con mayor afluencia son Guadalupe, San Juan y la Concatedral de Santa María

Que la asistencia a los servicios religiosos viene descendiendo progresivamente en las últimas décadas es algo conocido, pero pocas veces se dan cifras fiables de cuántas personas siguen manteniendo la tradición de la misa dominical.
El Obispado de Coria-Cáceres acaba de hacerlo por medio de su delegado diocesano de Comunicación, Jesús Moreno. No se ha contado a los fieles uno a uno, pero sí se ha realizado una estimación muy aproximada a través de quienes mejor conocen la afluencia que cada domingo registran las iglesias cacereñas: sus párrocos.
El resultado de este recuento, «bastante fiable», según Jesús Moreno, es que en Cáceres capital acuden a misa al menos una vez por semana 12.400 personas, es decir, un 14,2 por ciento de la población total, que se transforma en un 18,5 si se tiene en cuenta solamente a los mayores de 18 años. La proporción es inferior a la media nacional, que alcanza el 24 por ciento en los mayores de edad, según un estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en enero de 2002. El mismo estudio señala que Extremadura se encuentra entre las comunidades autónomas donde menos se va a misa, junto al País Vasco, Cataluña y Navarra. Por el contrario, las que registran mayor afluencia son Castilla y León, Galicia y Asturias.
Parroquias
En Cáceres ciudad también existen diferencias entre parroquias. Donde acuden más fieles los domingos y sábados por la tarde es a la de Guadalupe, en Moctezuma, con alrededor de 2.000 personas. Le siguen la Concatedral de Santa María y la parroquia de San Juan, que superan las 1.600 personas los fines de semana. A la que menos gente va (200 personas) es la de San Juan Macías, en la Mejostilla, si bien desde el Obispado se matiza que estas cifras se encuentran condicionadas por la capacidad de las iglesias.
Jesús Moreno recuerda que la reducción en la afluencia a los servicios religiosos es un fenómeno que se repite en todos los países desarrollados, por lo que ni España ni por supuesto Cáceres son una excepción. El motivo es el tantas veces mencionado proceso de secularización de la sociedad, especialmente entre los más jóvenes, que son quienes presentan los niveles más bajos de asistencia a misa.
El 8% de los jóvenes
Según el antes mencionado estudio del CIS, el grupo de edad de entre 18 y 24 años registra el porcentaje más bajo, con sólo un 8 por ciento que va a misa al menos una vez a la semana, y un 38 por ciento que no acuden nunca. La otra cara de la moneda son los mayores de 65 años, que asisten semanalmente a los servicios religiosos en una proporción del 43 por ciento, mientras que los que no van nunca se reducen al 13 por ciento.
Estos datos no concuerdan con el porcentaje de la población que se declara católica practicante, que en 1999 eran el 30 por ciento de los españoles, menos de la mitad que en 1970. Fue precisamente en la década de los setenta cuando se produjo el gran ‘bajón’ en la asistencia a misa, pues en sólo cinco años (entre 1973 y 1978) disminuyó del 70 al 39 por ciento. Desde entonces el descenso ha sido más sostenido, hasta alcanzar el mínimo histórico actual del 24 por ciento.
Pero, ¿por qué quienes asisten a misa son muchos menos de quienes se declaran católicos practicantes? En opinión de Jesús Moreno, la causa principal es que lo que durante siglos ha sido una obligación, y cuyo incumplimiento incluso se castigaba socialmente, ha pasado en muy pocos años a ser algo totalmente voluntario. De este modo, la enorme presión social de antaño, cuando quien no iba a misa era casi un proscrito, ha acabado jugando en contra de los intereses de la Iglesia.
Además, opina que muchos católicos que se declaran practicantes están abandonando progresivamente la costumbre de la misa dominical, ya que consideran suficiente acudir esporádicamente, por ejemplo en bodas, funerales o las misas que se celebran con motivo de fiestas populares. Afirma que eso es un error, ya que «no se puede concebir un cristianismo sin eucaristía, que es un sacramento esencial en la vida de la Iglesia».
Ocio incompatible
En el caso de los jóvenes se ha ido incluso más allá, según Moreno, pues «si antes el bicho raro era el que no iba a misa, hoy ocurre justo lo contrario, sobre todo entre los menores de 20 años». Además, el delegado diocesano de Comunicación cree que las prácticas de ocio de los jóvenes los fines de semana son incompatibles con la asistencia a los servicios religiosos, al menos los del domingo por la mañana. «Por eso, a la misa que van más jóvenes en Cáceres es a la que se celebra los domingos a las nueve de la noche en la ermita de la Paz», afirma.
Como única solución a esta continua pérdida de afluencia a las iglesias, Jesús Moreno apuesta por una misa «más vivida, más sentida y más participada, en la que el fiel no sea sólo un espectador, sino que participe activamente en la celebración de la eucaristía», un acto que, según dice, «no tiene por qué ser triste y silencioso, ya que permite música, dramatización, gestos, e incluso cantos y bailes, como ocurre en las iglesias de África, donde hay que reconocer que la viven mejor y la celebran mejor que nosotros».

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